lunes, 3 de diciembre de 2012

INVESTIGACIÓN:

"LOS CONFLICTOS FAMILIARES Y SU IMPACTO EN EL RENDIMIENTO ACADÉMICO"
POR MOISÉS ORLANDO CAMACHO BARRERAS

Problema de investigación:
Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en el 2005 más de medio millón de estudiantes dejan el bachillerato. En este mismo año la eficiencia terminal en ese nivel fue de 59. 6%. De acuerdo a este informe 4 de cada 10 estudiantes no concluyen el bachillerato. En el ciclo escolar 2009-2010 del programa “Síguele, caminemos juntos”, que realizó la dependencia en colaboración con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), advirtió que por día 3 mil 114 jóvenes desertaron a diario del bachillerato.
La presente investigación que trata de “Los conflictos familiares y su impacto en el rendimiento académico de los estudiantes del Cecytes “Justo Sierra” de Hermosillo, Sonora.” Se define al rendimiento académico como éxito o fracaso escolar y este mismo se asocia a diversos factores que pueden determinar su estado. Factores como: Situación económica: La economía de la familia influye en el rendimiento y, así, englobamos a las familias de nuestros centros en un nivel económico medio y bajo, según la ocupación de los progenitores.
Estudios de los padres: Si tiene un nivel de estudios medios o altos, valorará más el estudio de sus hijos e hijas y podrá ayudarlos más, lo que repercutirá positivamente en su aprendizaje.
Interés de los padres por la educación de sus hijos: El interés que la familia tenga depositado en la educación parece ser un factor determinante, incluso más que el económico, en el rendimiento escolar, porque si los hijos encuentran “eco” en casa de lo que ellos hacen en la escuela, lógicamente, esto motivará su trabajo.
El trabajo de ambos padres fuera de la casa: Creemos que esto incide negativamente en el rendimiento de los hijos, pues están mucho tiempo fuera del control de los progenitores y, cuando estos vienen de trabajar, “no tienen ganas” de escucharlos y atenderlos.
Problemas/conflictos familiares: Cuando en la familia hay problemas de divorcio, separación, malos tratos, drogadicción, etc, el rendimiento de los hijos en el colegio se ve perjudicado porque les hace vivir situaciones extremas que interfieren su normal desarrollo en la vida, y, también en la escuela.
Refiriéndose al rendimiento académico y los problemas familiares este estudio señalo que quizá sea esta variable una de las que mayor correlación tenga con el rendimiento escolar. Hay problemas familiares, o no hay problemas; se ve claramente la fuerte relación que hay entre la existencia de problemas en la familia con un rendimiento bajo, siendo la relación entre las demás categorías menos significativas.
Se entiende entonces que el entorno familiar es determinante para un óptimo rendimiento escolar o el fracaso del mismo.
Antonio Marín Capitas, en su Tesis Doctoral (1993), recoge los estudios de Samper y Soler en 1982,  Gloria Pérez Serrano (1981), España, Paul Willis, Leonor Buendía, Gloria Pérez.
Objetivos de la investigación:
1º.       Conocer los tipos de conflictos que existen en las familias de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo, Sonora.
2º.       Determinar el impacto de esos conflictos familiares en el desempeño académico de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo, Sonora.
Preguntas de investigación:
1º.       ¿Qué tipos de conflictos se dan dentro del núcleo familiar que pueden influir en el rendimiento académico de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo, Sonora?
2º.       ¿Cuál es el impacto de estos conflictos en el desempeño académico de los estudiantes del Cecytes “Justo Sierra” de Hermosillo, Sonora?


Justificación
La presente investigación que trata sobre “Los conflictos familiares y su impacto en el rendimiento académico de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo, Sonora” se aborda a la familia como la unidad básica de toda sociedad y específicamente se enfoca en la relación entre padres e hijos en la ardua tarea de educarlos para la vida. Esta investigación es importante debido a que es necesario entender como debe ser el clima familiar y como influye este en el rendimiento académico de los hijos e hijas. Así mismo es necesario comprender como debe ser la participación de los padres de familia en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos.
De esta manera esta investigación aportará información de interés para maestros, padres de familia y alumnos.
Según las estadísticas en números absolutos, más de medio millón de estudiantes dejan el bachillerato cada año. En 2005 la eficiencia terminal en ese nivel fue de 59. 6%. De acuerdo a este informe 4 de cada 10 estudiantes no concluyen el bachillerato. (INEGI, 2005)
En el ciclo escolar 2009-2010 del programa “Síguele, caminemos juntos”, que realizó la dependencia en colaboración con la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), advirtió que por día 3 mil 114 jóvenes desertaron a diario del bachillerato.
Gardner (1995) sostiene que: “La inteligencia personal tiene dos facetas, una dependiente de un sentido del yo en desarrollo y la otra, de la capacidad de interpretar acertadamente las intenciones y sentimientos de otros en un escenario social “, es decir, que probablemente exista algún nexo entre el desempeño académico del alumno, sus propias expectativas y las de su entorno personal”. 
Existen algunos estudios que han descrito al estudiante de bachillerato, pero no se han explorado aspectos de problemáticas que afectan a los estudiantes y que pueden ser factores de riesgo para dificultades en la vida escolar y que pueden tener repercusiones en el éxito o fracaso.
Esta investigación contribuirá en el ámbito de la educación media superior y desarrollo educativo de los jóvenes y adolescentes en edad de cursar la preparatoria.
Esta investigación es viable ya que se cuentan con los recursos necesarios para realizarla.   


Marco teórico
Marco conceptual
En la presente investigación sobre “Los conflictos familiares y su impacto en el rendimiento académico de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo, Sonora” es necesaria la definición de algunos conceptos para su correcta interpretación y aplicación para un mejor proceso de investigación.
Comenzaremos con el concepto de Comunicación.
Según José Carlos Lozano Rendón en su libro “Teoría de la investigación de la comunicación de masas” en su primera edición en el año 1996; la comunicación no puede considerarse una ciencia. Constituye más bien un campo de estudio para las ciencias sociales ya que es un proceso que se presenta tanto en los fenómenos estudiados por la psicología, como en los sociólogos, los antropólogos, los políticos, los históricos y los lingüísticos.
Por lo anterior se requieren esfuerzos interdisciplinarios en los que investigadores de dos o más ciencias trabajen conjuntamente en el análisis de los procesos comunicacionales.
Señala además que los teóricos de la comunicación  se dividen en dos grandes grupos: el de aquellos que afirman que la constitución de una ciencia de la comunicación es factible y deseable, y el de quienes aseguran que la comunicación es un proceso social tan amplio y tan complejo que requiere un abordaje interdisciplinario.
Los primeros se identifican principalmente con los enfoques teóricos positivistas, desarrollados principalmente en Estados Unidos, los segundos con los enfoques críticos, en gran medida desarrollados en Europa.
Un defensor del enfoque  crítico es Miguel de Moragas (198: 12-28), quien trata ampliamente las razones por las cuales se vuelve indispensable la interdisciplinariedad en el análisis del fenómeno de la comunicación y sus procesos.
Para continuar creo necesario comprender a que se refiere o que quiere decir el término de interdisciplinariedad.
La primera idea que surge del término nace de su misma estructura verbal:
*“inter” (lo que se da entre) y * “disciplinariedad” (que expresa la calidad de disciplina).
(Según el libro de “la interdisciplinariedad en la educación” de Ezequiel Ander Egg, pag. 24-29).
Evoca la idea de de intercambio entre diferentes disciplinas. Lo sustancial de este concepto es la idea de interacción y cruzamiento entre disciplinas. A partir de esto, debemos precisar el concepto y significado de la interdisciplinariedad.
Supone la idea de disciplina, es decir, una forma de pensar sistemáticamente la realidad (conforme a las exigencias del método científico), desde un recorte o fragmentación que se hace de esta realidad. Toda disciplina comprende como dice *Ceceasen: un determinado dominio material (objeto sobre los cuales trata la disciplina); un ángulo según el cual considera el dominio material; su nivel de integración teórica a través de conceptos fundamentales y unificadores; los métodos y procedimientos propios que permiten captar los fenómenos observados; los instrumentos de análisis (estrategias lógicas, razonamientos matemáticos, y construcción de modelos); las aplicaciones prácticas, de la disciplina expresadas en alguna actividad profesional o en una tecnología; y, por último, cada disciplina se ha configurado tomando en cuenta su lógica interna y los factores externos que han influido en ella.
*(Heckhausen, H. Disciplina e interdiscip0linariedad. OCDE-CERF México 1975).
Todo esto parece obvio, pero he aquí que esta idea básica y elemental presenta un primer desafío para el trabajo interdisciplinar (no para su definición). Tratándose de una “Interacción y cruzamiento de disciplinas”, un trabajo de esta naturaleza exige que cada uno de los que intervienen en esta labor común tengan competencia en su respectiva disciplina y un cierto conocimiento de los contenidos y métodos de las otras.
Ante todo la interdisciplinariedad solo es posible a partir de saberes y competencias de cada una de las disciplinas.
Partimos de la idea de disciplina, pero inseparablemente de ello, esta la idea de confrontación e intercambio de saberes desde cada una de las disciplinas que pretenden construir un objeto de modo interdisciplinar. Ante todo. Porque en las diferencias pueden darse enfoques diferentes en cuanto al modo de abordaje de la realidad y pueden darse lógicas de construcción del objeto de conocimiento no coincidentes (por no decir contrapuestas o diferentes).
Hay otros problemas para un trabajo interdisciplinar es necesario que todos conozcan las “jergas” propias de cada una de las disciplinas implicadas; de lo contrario habrá dificultades de comunicación. No se trata tan solo del sistema conceptual propio de la disciplina, si no del alcance que se les da a los diferentes términos. Además, hay que tener una cierta iniciación en los saberes de las otras disciplinas. De lo contrario, ¿Cómo nos vamos a entender con los otros? ¿De qué se trata los que ellos hacen y dicen?
La interdisciplinariedad se trata de una idea que se apoya en una hipótesis fundamental: “el saber es una narración del mundo cuyos fragmentos pueden reunirse”. Como lo dice Mohamed Allal Sinoceur. (Sinoceur, M. ¿Qué es la interdisciplinariedad?, en Interdisciplinariedad y ciencias humanas. Tecnos/UNESCO Madrid 1983).
Sin embargo ante esta afirmación surgen algunas interrogantes ¿en qué manera es posible reunir los fragmentos? Y lo que es más difícil aun, ¿Cómo hacerlo?
La interdisciplinariedad no es una “panacea” (remedio o solución general para cualquier mal) o varita mágica “resuelve problemas”; es un desafío y una tarea, cuya realización tiene muchas dificultades.
En conclusión podemos decir que la interdisciplinariedad evoca la idea de puesta en común y de intercambio entre diferentes disciplinas. Es una forma de preocupación por tender hacia la unidad del saber, habida cuenta de la complejidad de la realidad como totalidad. Las razones y la necesidad de un enfoque interdisciplinar surgen de la idea de complejidad o, para ser más precisos, surgen del hecho mismo de asumir la complejidad de lo real.
La búsqueda de un mejor tratamiento de problemas prácticos; es en las ciencias aplicadas, o en la aplicación de las ciencias, donde la interdisciplinariedad encuentra su lugar de realización.
La necesidad de una mayor calidad y profundidad en las investigaciones científicas, habida cuenta de la complejidad de los problemas que la investigación confronta y que un abordaje exclusivamente desde una disciplina en particular, unidimencionaliza el análisis y produce una inevitable reducción o simplificación. Como ha dicho Apostel, la interdisciplinariedad aparece respondiendo a los problemas de la organización y de la optimización de la investigación y de la enseñanza de la ciencia. Emprender el conocimiento de algo complejo y la tarea de dar respuesta a problemas complejos, ese es precisamente el propósito del trabajo interdisciplinar.
Es en la práctica pedagógica, más que en la reflexión teórica sobre la educación, el lugar propio (podríamos decir privilegiado) de la preocupación y de la realización de la interdisciplinariedad.
Sin embargo quisiera advertir que cuando se habla de interdisciplinariedad en el campo de las ciencias, el termino se utiliza en un sentido más estricto que en el campo de la pedagogía. Para algunos educadores, realizar una tarea educativa interdisciplinar, es equivalente a realizar un esfuerzo por la globalización de los saberes. En ese sentido, a veces se considera la globalización como sinónimo de interdisciplinariedad.
Tomando en cuenta que hemos dicho que el propósito del trabajo interdisciplinar es dar respuesta a problemas complejos, analicemos entonces a que se refiere la palabra complejidad.
Parece oportuno recordar la afirmación de Prigogine, de que la ciencia moderna nos enfrenta a”un concepto que intenta aprehender sin haber conseguido todavía definir satisfactoriamente: la complejidad”. (Prigogine, 1 y Stengers, I. La nouvelle Alliance. Gallmard Paris 1974).
“Vivimos en un mundo de complejidad creciente y de comprensión retardada”. Como se dice en un informe de la UNESCO. Quizás esta realidad constituya uno de los mayores desafíos y de las mayores urgencias del pensamiento contemporáneo. No de un pensamiento especializado, sino de un pensamiento capaz de aprehender la totalidad; tenemos que forjar un modelo de pensar capaz de pensar esa complejidad. A esto lo llamamos inspirados en Morín, el transito del paradigma de la simplificación al paradigma de la complejidad”. (Morin, E, Para salir del siglo XX, Kairos Barcelona. 1981).
(Paradigma: conjunto de teorías, técnicas, normas metodológicas, ideas filosóficas, etc; que dominan en el seno de una comunidad científica. Enciclopedia Espasa).
Según Morin “Toda tentativa de hacer de la complejidad una formula simple, una palabra clave, un recurso ingenuo, se convierte en lo contrario de la complejidad”.
El problema de la complejidad debe plantearse correlativamente en el marco gnoseológico (el pensamiento de la realidad) y en el marco ontológico ( la naturaleza de la realidad). Es decir que la complejidad concierne a la vez a los fenómenos, a los principios fundamentales que rigen a los fenómenos, a los principios fundamentales- metodológicos, lógicos, epistemológicos- que rigen y controlan nuestro pensamiento. (Edgard Morin, libro “Interdisciplinariedad en la educación” de Eezequiel Ander Egg, pag. 55)
“La simplificación es la barbarie del pensamiento. La complejidad es la civilización de las ideas.” Edgar Morin.
(Barbarie: rusticidad, falta de cultura. Fiereza, crueldad. Enciclopedia Espasa)
Después de explicado lo anterior retomemos el concepto de comunicación; es importante mencionar que según Miguel de Moragas la investigación de la comunicación no ha estado separado de la evolución y debate de las ciencias sociales en general. “La comunicación, mas que una ciencia, es un proceso que aparece tanto en los niveles cognoscitivos del individuo como en su acción social”. Por todo lo anterior Moragas, propone aceptar, en el estudio de los fenómenos comunicativos, la necesidad de recurrir a distintas ciencias ya existentes. Por lo pronto, según este académico,  se da en nuestro campo una pluridisciplinariedad, es decir, las distintas ciencias se acercan- cada una de ellas desde su propia perspectiva- a la comunicación considerándola un objeto de estudio común.
David Berlo
Por otro lado el pensamiento de David Berlo sostiene que la comunicación, es como un proceso reglado (no como un simple acto) que permite al ser humano negociar su posición en el entorno en el que vive. De este modo, la comunicación es un valor de interlocución, de poder, de influencia, de control.
La eficacia o ‘fidelidad’ de la comunicación, no obstante, está sujeta a estrategias y no produce resultados ciertos, sino que puede estar avocada al fracaso, generalmente por incompatibilidad entre el propósito de quien emite y la disposición de quien recibe. La eficacia radica, en buena medida, en eliminar, en un sentido amplio del término, los "ruidos" que pueden distorsionar el propósito comunicacional.
Desde el punto de vista de sus objetivos, los alcances de la comunicación son, según este autor, de dos tipos:
Primer objetivo: Que satisfaga el hecho mismo de la comunicación; y, Segundo objetivo: Más allá de trasmitir un mensaje, dar a la comunicación un carácter instrumental y que persiga una respuesta concreta, por ejemplo, cambio de actitud, consumo, voto político, etc.
Berlo, a través de su modelo denominado “S•M•C•R”’ (source – message – channel - receiver), en castellano: “F-M-C-R” (fuente – mensaje – canal – receptor), distingue, la acción del emisor, su estrategia e intención y la disposiciòn del receptor.
Este último puede aparecer como destinatario ‘intencional’, esto es, objetivo directo del mensaje del emisor, o como ‘no intencional’, que es todo aquel al que llega el mensaje, aun cuando no figuren como objetivo de la comunicación.
 Berlo aplica este esquema al conjunto de los fenómenos de comunicación, incluida la interpersonal, por lo que, según los tipos, se produce una síntesis o simplificación en los procesos que definen el protocolo de la acción comunicativa. Desde una posición conductista, para Berlo el proceso sigue las pautas del aprendizaje, estableciendo relaciones de causalidad a partir de la aplicación de las pautas procesales.


La comunicación como proceso reglado se atiene a las pautas clásicas de la acción comunicativa (Shannon y Weaver), con una posición emisora (fuente), una mediación (codificador) que transforma la intención de la fuente en mensaje, a transmitir por un canal (medio o soporte), que debe ser decodificado para ser eficaz en la producción de comunicación sobre un receptor (audiencia) final.
La idea de “ruido”, analizada en el plano físico por Shannon y Weaver como merma del mensaje, paliable mediante la redundancia en el flujo emisor, la lleva Berlo al plano de la fidelidad o eficacia en el fenómeno de la comunicación humana.
Según Berlo, esta eficacia o fidelidad o consecución de los objetivos fijados por la fuente, se basa en las siguientes pautas que afectan al conjunto del proceso:
·         Capacidad de la fuente en la formulación estratégica de sus objetivos (definición de qué y a quién se quiere comunicar);
·         Codificación adecuada (valores narrativos, retóricos, etc.);
·         Elección del canal más eficaz en función del mensaje y del receptor final, siempre en aras de transmitir seguridad, confianza y credibilidad, que aparecen aquí como valores asociados a la fidelidad.
·         Pero, también, la eficacia pasa por la capacidad y facilidad de diálogo entre interlocutores que tienen distintos roles en el sistema social, incluso por una empatía cultural e ideológica de la fuente y del receptor; de modo que la proximidad en los rasgos de identidad facilitan el alcance de los objetivos, esto es, “hablar el mismo idioma” (decodificación)
En el caso de la comunicación social, el proceso debe partir del conocimiento del sistema social, de la posición de sus actores, de las posiciones receptivas (demandas, expectativas, formación, prácticas culturales, etc.).
El propio sistema social, definido por los roles de sus agentes, es en sí, para Berlo, un sistema de pautas de comunicación, de proximidades, lejanías, afinidades y controversias. El conocimiento de las estrategias de comunicación de los propios agentes sociales condiciona también la propia comunicación dentro del sistema.
Pero hay un elemento diferenciador en el modelo teórico de Berlo y es la relación entre eficacia de la comunicación y gratificación del receptor. La recompensa se convierte aquí en el mecanismo reflejo de la aceptación y objetivación de la acción comunicativa.
Se produce entonces un mecanismo de complicidad o conexión en la línea de intereses de los actores del proceso, a partir de la cual la efectividad de la comunicación alcanza un carácter reversible, que produce una alimentación de la fuente a instancias del receptor; esto es, lo que se ha dado en llamar “realimentación”, “retroalimentación” o “retroacción” o “feedback” (Berlo se acerca al modelo de Osgood, expuesto por Schcramm), que permite un refinamiento, rectificación o mayor sensibilidad y sintonía comunicativa en las sucesivas acciones del emisor.
Berlo da una gran importancia a la recepción, y señala que “los significados no están en el mensaje, sino en sus usuarios”; esto es, la decodificación es el valor final y diferenciado que fija, por contraste con el propósito inicial del emisor, la eficacia de la comunicación.
Se citan habitualmente los modelos de Schramm sobre el proceso de la acción comunicativa, aunque en realidad los planteamientos que hace, como muchos de los libros que coordina, son síntesis del pensamiento, puesta al día del estado del arte y, a la vez, una exposición sistematizada de sus entornos de pensamientos y academia más cercanos. El primer modelo, que suele atribuirse a Schcramm, fue formulado por el psicolingüista Charles Osgood, compañero de claustro en la Universidad de Illinois, y describe la comunicación como un proceso no direccional, sino más bien circular, donde emisor y receptor aparecen con carácter de simetría teórica, esto es, con capacidad dinámica de interlocución y diálogo (Process and Effects of Mass Communication, 1954). Está claro que el modelo piensa en las relaciones interpersonales y no es aplicable directamente a la comunicación masiva.
 (Comunicación e información, Autor: J. Antonio Paoli, Editorial Trillas México, Página: 28)
Años después, plantea un nuevo modelo, en el que aparecen huellas de teóricos que él acerca a la dimensión mediática, al tiempo que hace especial hincapié en la naturaleza de comunicación como proceso, algo en lo que empezaba a trabajar su discípulo David Berlo, y en la destilación de los efectos de los medios en el alambique social de los grupos primarios y secundarios, en los que se mueven las audiencias a partir de la dimensión individual de la recepción, profundizando en las ideas de Katz y Lazarsfeld. Y también admite aquí una relativa acción de 'realimentación' o 'retroalimentación' (feedback) sobre el emisor.
Schramm integra en el proceso de la comunicación masiva el carácter profesional de la mediación y la labor de selección y codificación del periodismo. La construcción periodística adquiere significación en sus géneros, relieves tipográficos, selección de textos, etc. y hace referencia al gatekeeper o ‘guardabarreras’ que ya venía enunciado en Kurt Lewis, así como en las relaciones de concordancia entre el emisor y el receptor basadas en intereses y estímulos gratificantes, ya contemplados, entre otros, por la ex segunda mujer y colaboradora de Lazarsfeld, Herta Herzog.
 (Crítica de la información de masas, Autor: Florence, Toussaint, Editorial Trillas México, Página: 19)
MODELO DE LA “TUBA” DE SCHRAMM
Este esquema de la comunicación colectiva es el modelo más común de este tipo de comunicación. Este modelo nos permite ver el proceso en el cual: “…de esa multiplicidad de mensajes, el perceptor selecciona los que menor esfuerzo le ocasionan para percibir su significado, los que más llaman su atención y más despiertan necesidades de su personalidad, y los que mejor respetan el conjunto de normas de grupos y valores, ya que el perceptor es parte de un grupo social determinado”. 1
(1.       Schramm Wilbur, Ibidem, Crítica de la información de masas,Autor: Florence Toussaint, Editorial Trillas México, Página: 22)
Hemos entendido la comunicación analicemos ahora la educación para después determinar cómo es que se logran unificar estos conceptos y cuáles son sus objetivos.
La educación
La educación tiene como meta la transmisión de conocimientos de una generación a otra, es una verdad consabida; más, no obstante, el proceso de transmisión y actualización de conocimientos no es suficiente, ya que se necesita, además, capacidad de prever las futuras circunstancias de comunicación de los seres humanos entre sí y su entorno; es decir, el adecuado diálogo de los seres humanos entre sí y su entorno. Consideramos que hacer necesario lo anterior, al mismo tiempo que evoluciona nuestro mundo es necesario considerar (producto de evaluaciones y debidas reflexiones) los métodos y formas de comunicación que garanticen un adecuado desarrollo del proceso educativo en las instituciones de educación con el medio ambiente. Medio ambiente que no puede soslayarse en cualquier modalidad de evaluación, en razón de que toda proceso educativo es un proceso de interacción social que sucede en determinado medio ambiente.
Carlson J. y Thorpe, C., APRENDER A SER MAESTRO, eds. Martínez Roca, Barcelona, 1990.
La educación sin lugar a duda es la piedra angular de la sociedad, es determinante en la vida de los seres humanos, y través de la historia podemos darnos cuenta que la educación da a la persona la oportunidad de ser mejor. Su definición es amplia por lo que a continuación se presenta la siguiente:
“Proceso por el cual una persona desarrolla sus capacidades, para enfrentarse positivamente a un medio social determinado o integrarse a él. Desarrollar las capacidades intelectuales y morales de un individuo. Se refiere a la influencia ordenada y voluntaria ejercida sobre una persona para formarle o desarrollarle; de ahí que la acción ejercida por una generación adulta sobre una joven para transmitir y conservar su existencia colectiva”. (Gargallo, B: 1997: 312, 227-246)
 Una definición más adecuada a los tiempos en los que la sociedad vive actualmente seria entender el concepto de educación como una práctica social, que se desarrolla y responde a un contexto histórico y social específico. Esta definición implica que el trabajo del maestro trasciende el ambiente del aula y que cada acto educativo es siempre nuevo, irrepetible; es necesario considerar las condiciones del grupo, del contexto y del momento histórico para diseñar cada uno de estos actos (Davini: 1997)
Retomando la definición anterior la educación busca desarrollar al individuo tanto en el plano intelectual, físico como el afectivo para que le permita ser un miembro activo de la sociedad, así como adaptarse a los cambios que se dan día a día. Esta definición no se limita a un aula y al docente, la educación recibida por una persona proviene de varias fuentes como el contexto socio-cultural que incluye familia, amigos, medios de comunicación al alcance de la persona, valores promovidos, entre otros. Es indudable que la exigencia actual a la que es sometida la educación, la lleva adaptar el concepto de educación a un acto que va más allá de la mera transmisión de conocimientos, al grado de que la educación debe trascender la mente hasta llegar a un plano personal del educando y de las demás personas que lo rodean. Es decir que la educación que se recibe sea también un instrumento que ayude al alumno a ser parte esencial de su entorno.
En cuanto al objeto de estudio (el proceso docente) estos conceptos de educación retoman el desarrollo de las habilidades que le permiten al individuo ser funcional para la sociedad y por consecuencia para sí mismo una de estas habilidades es el lenguaje y no solo en la lengua materna, en este caso en el idioma ingles que le da al individuo competencias para una sociedad globalizada.
El idioma inglés y su enseñanza brindan al docente la oportunidad de que la educación que imparte a través del idioma inglés tenga variantes únicas que hagan de cada clase un acto irrepetible. Es por lo anterior que la enseñanza de este idioma, en especial el proceso docente debe ser enriquecido clase tras clase, teniendo en claro que la educación debe de ser un acto decisivo encaminado a la mejor de la vida del ser humano y por consecuencia de la sociedad en que vive.
Práctica docente
Se define la práctica docente como el ejercicio que continúa y habitualmente hace el docente, los modos de su acción cotidiana, configuradores de modos de ser que se reconocen como el arte de enseñar, como el saber–hacer que tiene como objetivo propiciar la formación de sus discípulos. “Son las prácticas de quien se dedica a la enseñanza y hace de ella su forma de vida” (Restrepo: 2002).
La práctica docente es el acontecer diario dentro del salón de clase, esto dirigido por el profesor quien tiene el control parcial de lo que ocurre durante el desarrollo de dicha práctica, esta no se puede reducir al hecho de la transmisión y adquisición de conocimientos. Ya que en la práctica docente se involucran los estudiantes a quienes va dirigida dicha práctica en ella encontramos características particulares como la son: el contexto social y económico en el que el docente desarrolla su práctica, los conocimientos previos con que cuentan los alumnos, el ambiente de trabajo en donde labora el docente, la formación inicial y continua del docente etc. Estas características forman parte de la práctica docente ya que influyen en ella y en el resultado de la misma. Con respecto al contexto de esta investigación, la práctica docente se puede definir como los sucesos que el docente propicia para la adquisición y práctica del idioma inglés, estas situaciones en las que el docente debe dirigir su práctica conllevan a situaciones propias de esta materia, ya que los alumnos prácticamente empiezan en el aprendizaje de este idioma es por eso que el profesor en su labor, contempla llevar acabo momentos en los cuales los alumnos tengan la oportunidad de aprender de sus errores, sin el temor sentirse juzgado. El docente que se especializa en la enseñanza de este idioma, dentro de su práctica docente y de todo lo que implica le da importancia a este hecho de la educación, el aprendizaje a través de la reflexión de los errores propios por parte del alumno.
La práctica docente está influenciada por la complejidad debido a que transcurre en un escenario particular dentro de un contexto determinado. En ellas intervienen valores, muchas veces contradictorios y una conflictiva superposición de aspectos subjetivos y objetivos derivada del accionar docente en lo relacionado con decisiones éticas y políticas (Suriani: 2003).
Se puede señalar que la docencia como práctica es un proceso complejo en el que se interrelacionan distintas dimensiones, cuyo núcleo básico es la relación pedagógica docente–alumno, al interior de una institución educativa. Es la acción de enseñar, de poner en signos lo previamente aceptado, aprendido, para que otro voluntariamente lo acepte, lo aprenda. Definir un tipo de práctica como docente implica considerarla como la que se ejerce para cumplir con un propósito formativo. (Restrepo y Campo: 2002). Al ser un acto complejo, la práctica docente implica una preparación del profesor, en varios aspectos, como lo es el saber el tipo de alumno al que va a enfocar su práctica, ya sean estos niños, adolescentes, estudiantes con capacidades diferentes, adultos, etc. A su vez debe el docente de enriquecer la práctica a través de la actualización continua de los conocimientos que posee de su materia en este caso de la asignatura de inglés. También de las diferentes estrategias y métodos que tienen como objetivo la práctica social del idioma, así como ayudar al alumno a utilizar este como una herramienta para apropiación de nuevos conocimientos, debemos tener en claro que la práctica de regirse por una metodología bien definida.
Aunque una visión menos tradicionalista de la práctica docente nos dice que este debe de ser una acto innovador, debe de recalcarse que las líneas o bases de la práctica docente dan solidez a la misma y través de estas el docente puede partir para innovar y generar dentro de su proceder situaciones que dan como resultado una práctica docente exitosa, eficaz y de calidad. Es por lo anterior que en la práctica docente que se lleva a cabo en la enseñanza del idioma inglés se debe de contar con una base teórica que le permita al profesor cimentar sus actos, para posteriormente crear novedosas situaciones que propicien el aprendizaje.
Convivencia escolar
El control de grupo que el docente ejerce durante su práctica, influye en el proceso enseñanza aprendizaje, ya que el ambiente dentro del aula motiva o desmotiva al alumno a concentrarse en las actividades a realizar y en las explicaciones que tiene que atender. El concepto más común de control de grupo es aquel en el que los alumnos escuchan atentamente al maestro sin interrumpir.
El control disciplinario debe ser abordado desde una perspectiva diferente, en este caso, desde el punto de vista del concepto de convivencia escolar, el cual involucra no solo acciones mecánicas como sentarse y escuchar. Abarca también la comunicación entre los actores principales del proceso enseñanza aprendizaje y promueve una convivencia basada en la interlocución en el al aula.
La convivencia escolar en palabras de Norberto Daniel Lanni se define de la siguiente manera: “La función socializadora de la escuela que se manifiesta en las interrelaciones cotidianas, en las actividades habituales; también se hacen explícitas en las charlas espontáneas o en discusiones y diálogos planificados para reflexionar sobre esas interrelaciones, para reconocer los acuerdos, las diferencias, las formas de alcanzar el consenso, de aceptar el disenso. Sólo de esta manera se aprende a convivir mejor.
Una escuela que intenta responder a su cometido de ser formadora de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos crítica y activamente con su época y mundo, permite el aprendizaje y la práctica de valores democráticos: la promoción de la solidaridad, la paz, la justicia, la responsabilidad individual y social. Estos se traducen en las acciones cotidianas que transcurren en el aula, en la actitud comprensiva y educadora de los adultos que son los responsables de la formación de las jóvenes generaciones, por eso, el desafío de toda institución educativa es convertirse en propulsora de procesos de democratización y participación. Sin lugar a dudas si la escuela puede hacer esto - de hecho muchas de las escuelas lo hacen y lo hacen bien - está dando respuesta a una de las demandas más requeridas por la sociedad. (OEI:2010:22)”
La convivencia escolar es un proceso que lleva al estudiante y al maestro en una relación que va más allá de cumplir con un horario de clase y de abarcar ciertos contenidos, la función de la convivencia escolar compromete al docente a brindar al estudiante las herramientas necesarias para poder establecer relaciones saludables con su entorno comprendiendo que la opinión que expresa debe de basarse en un razonamiento empático y reflexivo y no en el actuar, motivando la diferencia de opiniones y pensamientos que llevan a descubrir el conocimiento. La convivencia escolar y el aprendizaje se encuentran ligados ya que cuando en una institución escolar se privilegia la comunicación, el respeto mutuo, el diálogo, la participación, entonces, se genera el clima adecuado para posibilitar el aprendizaje. La causalidad circular permite comprender la interrelación entre ambos: cada uno es condición necesaria (aunque no suficiente por sí solo) para que se dé el otro (OEI: 2010). Al privilegiar la convivencia escolar como un concepto básico en las políticas escolares y más internamente de la práctica del docente podemos asegurar que el aprendizaje se da de una manera más natural en el alumno ya que su motivación es derivada del sentirse en un ambiente en donde es tomado en cuenta como individuo y no como parte de un grupo homogéneo.
Estrategias de enseñanza
El conocer el concepto de estrategia es importante ya que es a través de ésta cómo el docente lleva a sus alumnos a la obtención del conocimiento y al desarrollo de las habilidades necesarias para que continúen adquiriendo conocimiento por sus propios medios. En la asignatura de Lengua Extranjera las estrategias aplicadas por el docente deben tener como objeto de estudio las prácticas sociales del lenguaje. Con respecto a la definición de estrategia de enseñanza se puede conceptuar de la siguiente forma:
“El concepto de estrategia implica una connotación finalista e intencional; toda estrategia ha de ser un plan de acción ante una tarea que requiere una actividad cognitiva que implica aprendizaje, no se trata de la aplicación de una técnica concreta, por ejemplo aplicar un método de lectura, se tata de un dispositivo de actuación que implica habilidades y destrezas, -que el aprendiz ha de poseer previamente – y una serie de técnicas que se aplican en función de las tareas a ha desarrollar”. (Esteban, M. y Zapata, M: 2008, 18)
Las estrategias son los pasos que se siguen para lograr un fin. En el contexto educativo debemos de tomar en cuenta dentro de las estrategias el hecho de que por sí mismas no conducen al resultado esperado por el simple hecho de que el factor humano está presente durante todo el proceso de enseñanza. Es por lo anterior, que la aplicación de varias estrategias ayuda al docente a llegar a los objetivos que él mismo se plantea, por lo tanto los pasos o ideas que se van ligando forman la estrategia que el docente desarrolla para lograr los objetivos. En otras palabras podemos definirlas como: “Las acciones las realiza el maestro, con el objetivo consciente que el alumno aprenda de la manera más eficaz, son acciones secuenciadas que son controladas por el docente. Tienen un alto grado de complejidad. Incluyen medios de enseñanza para su puesta en práctica, el control y evaluación de los propósitos. Las acciones que se planifiquen dependen del objetivo derivado del objetivo general de la enseñanza, las características psicológicas de los alumnos y del contenido a enseñar, entre otras. Son acciones externas, observables” (BIBLIOTECA: 2010:15)
Es importante no confundir las estrategias de enseñanza con las estrategias de aprendizaje ya que tal como se define en el párrafo anterior las estrategias de enseñanza son ejecutadas por el docente de acuerdo con el plan de clase que previamente se diseñado. Sin embargo, las estrategias de aprendizaje pueden ser incluidas dentro de las estrategias de enseñanza, es decir, dentro de los pasos o actividades a seguir dentro de la enseñanza, el docente puede contemplar que el alumno adquiera o desarrolle una estrategia de aprendizaje que lo ayude a concretar aprendizajes significativos.
Calidad educativa
El concepto de calidad educativa del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se define como relativo y dinámico. Se indica que es relativo porque hay elementos propios de cada país, región o contexto particular, que dimensionan las expectativas que se hacen sobre los logros educativos.
Se dice que es dinámico porque representa más un proceso que un momento, de tal modo que la calidad es un objetivo a perseguir aunque no sea factible de alcanzar, ya que siempre pueden considerarse otros elementos que propicien la mejora de la calidad. Se dice por ello que la calidad no es un estado sino una tendencia asociada con el concepto de superación y mejora continua.
La definición del Modelo de Calidad Educativa del INEE puede englobarse en las cinco dimensiones que se describen a continuación en forma operacional o concreta:
Eficacia (interna y externa): Se refiere a la medida en que se logran los propósitos educativos y, generalmente, se traduce en indicadores de rendimiento o de éxito. A este respecto se considera de importancia el conseguir la más alta proporción posible de estudiantes que alcanzan los objetivos (eficacia externa) por grupos de edad o por tipo de escuela, altas tasas de titulación o de eficacia terminal, así como bajas tasas de reprobación o abandono escolar (eficacia interna). También se puede referir a la obtención de los niveles esperados de desempeño o dominio de los objetivos de aprendizaje, tanto para el uso académico como para su posible incidencia en otros niveles escolares o en la vida cotidiana y el trabajo.
Análisis multinivel de la calidad educativa en México ante los datos de PISA 2006
Eficiencia y suficiencia: Hace alusión a la forma de utilizar los recursos disponibles (humanos, materiales, de uso del tiempo y económicos), que deben estar suministrados en cantidad suficiente para los propósitos que se persiguen. Cuando el empleo de los recursos es apropiado para darles el mejor aprovechamiento posible, se dice que se alcanza la eficiencia.
Equidad: Se refiere al logro de los propósitos por el mayor número posible de personas, tomando en cuenta las desigualdades de origen (individual, familiar, escolar, estatal, regional) para adaptar la metodología o procesos a cada situación ofreciendo las adaptaciones o apoyos requeridos para los propósitos citados. La interpretación de esta dimensión se refleja en esquemas de intervención psicopedagógica, cultural o socioeconómica. En el ámbito escolar se pueden considerar acciones como una mayor oferta educativa, disponibilidad de horarios y docentes, acceso a fuentes de consulta y mayores oportunidades educativas en general. A este respecto, Gago y Mercado (1995) indican que no debe confundirse la equidad con el paternalismo, tampoco recomiendan la reducción de los niveles o estándares de calidad o a la práctica de establecer criterios diferenciados entre grupos, lo cual representa de suyo una práctica discriminatoria.
Pertinencia y relevancia: Señalan la forma en que los resultados corresponden con los postulados, expectativas y necesidades sociales (incluyendo los rubros cultural, político, económico, social) y del ámbito académico (uso de los conocimientos, las habilidades y otras competencias desarrolladas a través de las disciplinas). Sobre esta base se puede llegar a que el currículo sea adecuado a las necesidades individuales de los alumnos (pertinencia), pero sin dejar de lado a las necesidades de la sociedad (relevancia), tanto para conducir a competencias que apoyen el bienestar social y la productividad económica, sin olvidar las facetas de desarrollo integral y humanista, tales como el respeto de los derechos humanos, la apreciación de los valores democráticos, el interés por el desarrollo de la ciencia, la protección al medio ambiente, la conservación y enriquecimiento de la diversidad cultural.
Impacto: Se manifiesta cuando los aprendizajes que desempeñan los alumnos tienen una vigencia temporal de largo plazo, con miras amplias para transformar su apreciación de la vida y de la sociedad, sustentados en los valores de libertad, solidaridad, tolerancia y respeto a las personas. Si se toma en cuenta que la manifestación de los aprendizajes debe producir el bienestar social, entonces la persona deberá estar en posibilidad de emplear sus competencias en la vida cotidiana, convirtiéndolo en un ciudadano completo, de tal manera que la formación trasciende hacia las competencias para la vida, permaneciendo vigentes a lo largo del tiempo. Se puede observar que estas dimensiones siguen un concepto clasificatorio que garantiza que se trata de un conjunto completo o exhaustivo de categorías excluyentes, de modo que ninguna de estas dimensiones es suficiente por sí sola para caracterizar de manera integral la calidad educativa.
Igualmente se observa que se trata de un Modelo de Calidad multidimensional que no enfatiza a una sola de las dimensiones, por ello su representación es un pentágono equilátero (similar al modelo propuesto por Gago y Mercado, 1995), a  diferencia de otras visiones que enfatizan una dimensión o un propósito particulares, como refieren De la Orden y col. (1997), con esquemas de calidad que la consideran como un fenómeno excepcional, una perfección o coherencia, el ajuste a un propósito.
 En esta investigación trabajaremos apegados a la equidad una de las cinco dimensiones de la calidad educativa según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), ya que consideramos que el estudiante en el momento de su formación debe recibir un  mismo trato independientemente de sus situaciones familiares diversas.
Educatividad y educabilidad
“Formarse es reflexionar para sí, para un trabajo sobre sí mismo, sobre situaciones, sobre sucesos, sobre ideas”. Gil/es Ferry (El Trayecto de la Formación, 54.)
En este orden de ideas, la educabilidad constituye la capacidad o potencial educativo del hombre mientras que, la educatividad es el criterio diferencial para asimilar y criticar la recepción y uso de las informaciones, discriminando su validez contextual. Así las cosas, hay una relación entre educabilidad y educatividad, pero es necesario destacar que hay también una especificidad de cada una y eso no puede darse por obvio.
La educación tiene como supuesto implícito la educabilidad del hombre, mientras que la educatividad se refiere al proceso de enseñabilidad (crianza, escolaridad, formación). Así, lo primero se da por condición inherente a la especie y se manifiesta socialmente en los aspectos esenciales para la vida en comunidad (lengua, hábitos, costumbres, creencias, etc.); lo segundo, amerita de la disposición y decisión del colectivo para organizar la institución escolar.
Como se observa en ambos hay un contenido cultural, pero con diferencias específicas, no sólo en sus aspectos funcionales sino en el contenido mismo, y en su finalidad. Estos elementos diferenciales han tendido a confundirse con lo teórico y lo práctico, generando discursos y saberes que no discriminan lo teórico- práctico de una y otra actividad. Es común encontrar enunciados teóricos que pretendan dar cuenta de la educación por la escolaridad y de la escolaridad por la educación, dando, como resultado (cuasi excusa) que ambas, por ser acciones y actividades del hombre, deben ser tratadas como un “todo”, pero esa totalidad obvia la diferencia o, para decirlo como Deluze, al dejar de ser pensada la diferencia se disipa en el no ser” (Diferencia y repetición, p. 327).
Sistema educativo
Es el conjunto organizado de servicios y acciones educativas llevados a cabo por el Estado (nacional, provincial o municipal) o reconocidos y supervisados por él a través de los Ministerios de Educación (u organismos equivalentes) en función de una normativa nacional, provincial o municipal. El sistema educativo comprende los niveles de enseñanza y otros servicios educativos. A su vez, éstos se organizan en distintas modalidades educativas.
Niveles de enseñanza
Son tramos del sistema educativo que acreditan y certifican el proceso educativo organizado en función de las características psicosociales del sujeto con relación a la infancia, a la adolescencia, a la juventud y a la adultez. Los niveles que conforman el sistema educativo son:
Inicial
Tiene por objeto brindar una formación integral que abarca los aspectos sociales, afectivo-emocionales, cognitivos, motrices y expresivos de manera que se promueva y profundice la calidad de los aprendizajes en etapas posteriores. El nivel inicial constituye una unidad pedagógica destinada a niños/as desde los 45 días a 5 años siendo obligatorio el último año.
Comprende los siguientes ciclos:
a) Jardines maternales: de 45 días hasta los dos años de edad inclusive.
b) Jardines de infantes: de 3 años a 5 años de edad inclusive.
Primario
Tiene por objeto la adquisición de competencias básicas, conocimientos, habilidades y valores comunes imprescindibles para toda la población.
Para la modalidad común y especial constituye una unidad pedagógica obligatoria a partir de los 6 años de edad cumplidos al día 30 de junio y tiene una duración de 6 o 7 años según la estructura que haya optado cada jurisdicción. Para la modalidad  jóvenes y adultos existen ofertas específicas que se organizan con una menor duración en los estudios. En ambos casos habilita a sus egresados a cursar el nivel secundario.
Definiciones referidas a la estructura del sistema educativo (Ley 26.206)
Secundario
Tiene por objeto profundizar los saberes, habilidades y valores en función de las áreas de conocimiento del mundo social y del trabajo, habilita para cursar el nivel superior. Constituye una unidad pedagógica obligatoria destinada a adolescentes, jóvenes y adultos que hayan aprobado el nivel primario.
Consta de dos ciclos:
a) Ciclo Básico: con contenidos curriculares comunes.
b) Ciclo Orientado: de carácter especializado según las distintas áreas del conocimiento y del mundo del trabajo.
Medio básico/ superior
La educación media comprende el ciclo básico (secundaria) y el ciclo superior (bachillerato). El primero fomenta el desenvolvimiento, iniciado durante la primaria, de la personalidad del educando; estimula sus aptitudes a fin de que participe de su propia formación; proporciona los conocimientos necesarios para ingresar a ciclos posteriores, así como adiestramiento en actividades industriales, comerciales, agropecuarias o pesqueras. El alumno adquiere durante este ciclo una preparación práctica a nivel de operario, y persigue su capacitación progresiva y gradual.
El ciclo superior, cuya duración es de tres años, cumple una doble función: por un lado, la propedéutica, que proporciona los conocimientos que permiten al alumno ingresar a ciclos posteriores y, por otro, la terminal, que lo capacita para que pueda incorporarse eficazmente a la vida económicamente activa. El alumno, al egresar, previos requisitos específicos fijados por las instituciones, adquiere, además del grado de bachiller, el título de técnico en una especialidad.
Superior
Tiene por objetivo proporcionar “una formación científica, profesional, humanística y técnica en el más alto nivel, contribuir a la preservación de la cultura nacional, promover la generación y desarrollo el conocimiento en todas sus formas y desarrollar las actitudes y valores que requiere la formación de personas responsables” (Ley 24.521 / 1995, art. 3). Es requisito de ingreso para el acceso al nivel superior acreditar mediante titulación el nivel secundario y sus excepciones contempladas en la Ley.
Comprende los siguientes servicios:
a) Institutos de educación superior no universitarios.
Destinados a la formación y capacitación para el ejercicio de la docencia y a la formación superior de carácter instrumental en las áreas humanísticas, sociales, artísticas de formación Técnico Profesional regidas por la Ley 26.058.
b) Universidades e institutos universitarios.
Tienen por finalidad la formación y capacitación en distintas áreas del conocimiento y la promoción, desarrollo y difusión de la investigación científica y tecnológica. Brindan carreras de grados académicos y de postgrados.
Educación formal, no formal e informal
Según Selva Artigas, al analizar la evolución de los conceptos sobre los tipos o formas de educación, no se trata de poner en discusión la importancia de la escuela, o de la educación escolarizada en general, sino de reconocer que constituye uno de los tres sectores del universo educativo, más allá de su relevancia y pertinencia”.
En “Democracia y Educación”, Dewey identifica la existencia de dos formas de educación: la educación incidental y la educación sistemática. La primera, como propia de las sociedades primitivas que no determinan un ambiente específicamente educativo; la última, como una necesidad social cuando la civilización se ha complejizado de tal forma que ya no puede transmitirse el cuerpo cultural en forma incidental, a través de las vivencias cotidianas del grupo. La institución creada, simplificará el conocimiento sistematizándolo; purificará y ampliará el ambiente social, resultando de ello la escuela como
“un medio ambiente especial”.
“Siguiendo la línea de este pensamiento, el desarrollo acelerado de la civilización, como efecto del impulso tecnológico creciente, genera a su vez, paradojalmente, tipos no formales de transmisión que aparecen unidos al concepto y necesidad de la educación permanente”.
“Si bien esta concepción de educación permanente no es nueva, a partir de este momento de gran desarrollo cultural y sobre todo de cambio permanente, la educación escolar ya no se considerará suficiente. Se implantará con énfasis la modalidad de cursos paralelos a la enseñanza institucional, sistemática, pero también anteriores o posteriores a ella que, sin desplazarla, la complementarán, la reciclarán y en algunos casos la sustituirán.” (Educación preescolar, educación de adultos, enseñanza de idiomas, alfabetización, etc.)
“Esta enseñanza, desarrollada fuera del marco de “las rigideces tradicionales de los planes de estudio, vivificando los centros docentes, enlazándolos con muchos de los intereses latentes o manifiestos del conjunto social” al decir de Miguel Soler, fue diferenciándose de lo que indistintamente se denominó al comienzo educación no formal o informal”,
Los nuevos campos que se definen junto a la educación tradicional, formal o sistemática, se confunden conceptualmente, ya que “no formal” e “informal” son sinónimos: ambos campos se definen por contraposición a la educación formal, institucionalizada, o simplemente escolarizada.
Al comenzar a deslindarse estos conceptos, se entiende por educación no formal “aquella enseñanza que tiene objetivos muy específicos; viabilizados en cursos cortos; predominantemente instructivos; que se desarrollan normalmente en instituciones no necesariamente educativas, exteriores a las instituciones escolares como fábricas, instituciones de salud, instituciones sociales.” (Selva Artigas)
En cambio tiende a denominarse educación informal “aquella acción difusa que se realiza desde ámbitos cuyo objetivo no es específicamente didáctico y por lo menos no lo es la intencionalidad de la acción (TV, conferencias, etc.). No por ello deja de existir allí una acción de las generaciones maduras sobre las que no lo están para la vida social”; y aún sobre las que lo están, pero en un proceso de educación permanente son sensibles a dicha acción”. (Selva Artigas)
Sin embargo es claro que al tratar de marcar las fronteras de tres tipos de educación debemos hacer la precisión de que ellas son muy difusas y que la dinámica de una acción educativa la mayor parte de las veces hace que se establezca entre ellas una relación de continuidad. La acción escolar desarrollada por el maestro puede utilizar como recursos didácticos prácticas de animación social o medios masivos de comunicación propios de la educación informal, o aún la visita a una industria con información brindada por un técnico, propio de la educación no formal. También es posible que cursos terminales, propios de la enseñanza técnica, con claras características no formales, como los cursos de
Belleza o Talabartería, pertenezcan a subsistemas formales, como por ejemplo el de Enseñanza Técnico- Profesional.
Por último, en la educación propia de las sociedades primitivas, cuyo modo predominante sería el informal, se dan elementos que sugieren ya cierta formalidad, como por ejemplo los “ritos de iniciación”, y situaciones asimilables a lo no formal como la instrucción deliberada impartida a los jóvenes por ciertos integrantes del clan.
En este sentido es que algunos autores, entre ellos Thomas J. La Belle, consideran que estos tres tipos de educación no deben ser considerados como entidades o compartimentos estancos, sino como
“modo predominante”. En la realidad, una situación educativa puede tener como modo predominante a uno de estos tres tipos de educación, adoptando secundariamente procedimientos propios de las dos restantes.
De todos modos, existen elementos propios de cada modalidad que permiten esta categorización y que permiten desarrollar por separado estos tres conceptos.



Comunicación educativa
El acto de comunicar es resultante equivalente a transmitir y, como toda actividad de transmisión, se da un contenido (mensaje) y una intención. Por lo que se infiere que la comunicación educativa es un tipo de comunicación humana que persigue logros educativos.
Según la perspectiva constructivista, la comunicación educativa constituye el proceso mediante el cual se estructura la personalidad del educando; lográndose a través de las informaciones que este recibe y reelaborándolas en interacción con el medioambiente y con los propios conceptos construidos. Dicho esto, tenemos que el proceso de aprendizaje no es reducible a un esquema mecánico de comunicación, por cuanto el educando -como receptor no es un ente pasivo, sino que es un ser que reelabora los mensajes según sus propios esquemas cognitivos.
Cabe agregar que para que la comunicación educativa sea eficaz, esta ha de reunir ciertas características, tales como:
•          Postura abierta en el emisor y en el receptor para lograr un clima de mutuo entendimiento.
•          Bidireccionalidad del proceso, para que el flujo de los mensajes pueda circular en ambos sentidos, si bien mayoritariamente lo haga de educador a educando.
•          Interacción en el proceso, que suponga la posibilidad de modificación de los mensajes e intenciones según la dinámica establecida.
•          Moralidad en la tarea, para rechazar tentaciones de manipulación.
Aunque en los sistemas educativos es el docente quien ejerce en gran medida las funciones de emisor -e influencia sobre los educandos-, debe considerarse que la configuración personal de los educandos se logra a través de múltiples fuentes personales e institucionales y ya no exclusivamente por la acción comunicativa de los docentes; mención especial es el caso de la fuerte influencia de los medios de comunicación de masas (Mass Media), cuya influencia es tan controvertida como evidente.
En la actualidad se insiste en un nuevo rol del docente, sugiriéndose, en ese sentido, la responsabilidad de actuar como mediador entre el educando y la compleja red informativa que sobre él confluye; tales sugerencias en realidad se apoyan en al Teoría de la Comunicación, que junto con la Teoría de Sistemas y las Teorías Cognoscitivistas del Aprendizaje, constituye uno de los pilares fundamentales de la nueva concepción de la Tecnología Educativa. El esquema siguiente nos permite resumir el conjunto de elementos que intervienen en el proceso de la comunicación humana, con la salvedad de que, para efecto de comprensión del fenómeno educativo, se contempla la simetría en la orientación del proceso para evitar así una visión exclusivamente unidireccional; en sí, para ubicar mejor el rol del docente como comunicador que investiga desde el aula.
En síntesis, desde diferentes enfoques de la psicología educativa se puede percibir que la docencia es una actividad humana compleja, cuya característica principal es la acción comunicativa con los alumnos; y, en cuanto a la práctica educativa, el docente asume el rol social de interacción con el proceso de aprendizaje de los alumnos. Es este rol de comunicación es el que más debemos destacar en los procesos de evaluación de las actividades de enseñanza e investigación del docente en el aula. Se necesita, por lo tanto, definir modelos de evaluación del rol docente (como comunicador e investigador) con miras de elevar la calidad de la enseñanza. Las actuales circunstancias así lo demandan.
Rodolfo Díaz Castañeda, “ENSEÑAR INVESTIGANDO”, Un principio de didáctica para un nuevo rol docente. Pag.15-18
Sarramona, J. (Ed.), COMUNICACION Y EDUCACION, eds. CEAC, SA., Barcelona, 1988; Castillejo, et. al., TECNOLOGIA Y EDUCACION, eds. CEAC, SA, Barcelona, 1986.

La familia
Unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia (Rodrigo y Palacios, 2002).
Al hablar de la familia se puede decir que es el marco que contiene a los miembros que crecen en ella. Se la concibe como un sistema abierto, como una totalidad. Cada uno de los miembros está íntimamente relacionado y, por lo tanto, la conducta de cada uno influirá en los demás.
La familia se subdivide en sub-sistemas. Estos, a su vez, se agrupan de acuerdo a la relación que mantienen entre sí.
Las relaciones que se establecen en la familia son:
•          Simétricas: aquellas en las que se actúa de manera igualitaria. Por ejemplo, el sub-sistema fraternal o el subsistema marido-mujer.
•          Complementarias: aquellas en las que hay asimetría en la relación. Por ejemplo, las relaciones madre-hijo.
No existe la familia perfecta. Los conflictos y los cambios forman parte de la vida familiar. Cada familia se transforma con el correr del tiempo y debe adaptarse y reestructurarse para seguir desarrollándose.
Pero siempre existe cierta fuerza llamada "homeostasis" que dificulta el cambio. La homeostasis es la tendencia de la familia a permanecer igual, a no cambiar. A su vez, también existe la "morfostasis" que es la que posibilita el cambio, es decir, permite que la familia se adapte a nuevas situaciones.
La familia puede identificar a uno de sus miembros como "el que causa el conflicto", al que se suele señalar como "el portador del síntoma". Este suele ser el más vulnerable. En la terapia familiar se lo denominará paciente identificado o chivo emisario. (GARCIA L, Daimar K.7mo “B”Guanare, Octubre 2007)
Definición de Conflicto
Para describir el conflicto podemos recurrir a distintas definiciones: se le puede describir como un ‘estado de desarmonía’, ‘estado que se provoca frente a actividades incompatibles’ o ‘fricción de fuerzas en oposición’; pero también como ‘la pugna expresada al menos entre dos partes interdependientes que perciben objetivos incompatibles, recursos limitados y la interferencia de la otra parte en la obtención de sus objetivos’.
No obstante la definición más tradicional lo describe como disputa entre una o más partes. Uno de sus exponentes más brillantes, (Thomas Schelling, en su obra “Estrategia del conflicto”, 1921) describe las teorías tradicionales del conflicto y las clasifica en dos amplios grupos:
•          Las que consideran el conflicto como un estado patológico y por lo tanto se abocan a investigar sus causas y establecer su tratamiento, y
•          Las que aceptan el conflicto como un hecho consumado y se dedican a analizar el desarrollo y las consecuencias a que da lugar la situación conflictiva
El conflicto es un fenómeno constante. El conflicto es una fuerza motivacional que lleva al cambio. El conflicto y el cambio son inseparables. Las diferencias pueden llevar al conflicto. (Gobernación del Magdalena - Santa Marta – Colombia – 2002)
A lo largo de la historia se formularon distintas definiciones de conflicto. Sin embargo, este grupo de definiciones se diferencian, a partir de sus enfoques y énfasis: algunas ponen el acento en el contenido del conflicto, otras en componentes psicológicos individuales o grupales. Al mismo tiempo, hay algunas que se centran en la estructura social como eje para la elaboración de un concepto y otras se detienen en el aspecto relacional entre los individuos o grupos de individuos que se enfrentan en la situación de conflicto.
Sin embargo, todas ellas, coinciden en que ‘el conflicto humano es inevitable’, es necesario tratar de entender sus causas o motivaciones para finalmente abordarlo e intentar resolverlo. Esta investigación pretende aportar herramientas que motiven al estudio de los conflictos para su comprensión y prevención.
Conflictos familiares
Entendemos de los conflictos familiares como sucesos inevitables provocados por las diferencias de pensamiento.
Al relacionar los conceptos anteriores con el desempeño académico la intención es comprender como es su relación para determinar su impacto en el rendimiento de los estudiantes.
Rendimiento académico
Del concepto de desempeño académico ha sido discutido por varios autores (Ver González, 2002, para una revisión más amplia) y sus definiciones pueden ser clasificadas en dos grandes grupos: las que consideran al desempeño/rendimiento como sinónimo de aprovechamiento y las que hacen una clara distinción entre ambos conceptos. El desempeño pude ser expresado por medio de la calificación asignada por el profesor o el promedio obtenido por el alumno. También se considera que el promedio resume el rendimiento escolar.
Los problemas académicos como el bajo rendimiento académico, el bajo logro escolar, el fracaso escolar y la deserción académica, son de interés para padres, maestros y profesionales en el campo educativo. Sikorski (1996) señala que el bajo desempeño académico y el fracaso escolar son considerados elementos en donde se observa una gran pérdida de potencial, por lo que se les supone como un riesgo debido a las consecuencias adversas en el desarrollo de la vida, especialmente en áreas con las cuales se relaciona como es la salud física y mental, desórdenes de conducta, el embarazo adolescente, el consumo de substancias adictivas, la delincuencia y el desempleo.
Para autores como Frías, López y Díaz (2003) la escuela es el lugar en donde los jóvenes adquieren conocimientos, pero también es el escenario en donde se exponen a variadas normas sociales, reglas y costumbres de su comunidad.
Las dificultades académicas tienen una etimología compleja con múltiples factores que incluyen características estructurales del sistema educativo, la interacción de factores individuales y del desarrollo, factores económicos, socioculturales y familiares, factores externos (presión del grupo de pares) o factores escolares, los cuales contribuyen a que los adolescentes manifiesten problemas escolares (Florenzano 1998; Sikorski, 1996). En este contexto, los síntomas del fracaso escolar, pueden reflejar conflictos internos o externos para el individuo. Los problemas escolares se pueden explorar de forma individual, así como en relación con la estructura educativa de cada país (Sikorski, 1996).
Diferencia entre rendimiento y desempeño académico
Nivel de conocimientos demostrado en un área ó materia comparado con la norma de edad y nivel académico (Jiménez, 2000).
Respecto al concepto de desempeño académico, Edel (2003) señala que habitualmente se le denomina aptitud o rendimiento, pero que estas diferencias conceptuales sólo se explican semánticamente, pues en la experiencia docente, son utilizadas como sinónimos. Sin embargo, una gran diferencia a enfatizar es que rendimiento es un término que hace referencia a efecto (logro), por tanto alude a una producción o utilidad que rinde o da alguien o algo. Una acepción derivada se refiere a la proporción entre el producto y los medios utilizados. Sin embargo, esta ventaja de recurrir a los medios que se emplearon para obtener el producto, no supera el riesgo de hacer a un lado lo que el alumno hace para lograr dichos productos ante los medios que estuvieron disponibles. Dado que rendimiento es un término de logro, en general este aspecto es el que parece preocupar centralmente a docentes, padres de familia, autoridades y en consecuencia a los alumnos y de manera general se le equipara con las calificaciones que se obtienen, se incluyan o no los procedimientos desarrollados y la forma en que se obtienen dichas calificaciones.
Las consideraciones teóricas y metodológicas respecto a la evaluación son muy diversas (ver por ejemplo: Landsheere, 1973; Mehrens y Lehmann, 1978; Varela 2008a) y que pueden referirse a una norma o a un criterio (Mager, 1975). La referencia a norma es de tipo poblacional y es usada en las pruebas que se han aplicado a muestras numerosas. La ubicación de un individuo es relativa a la población que antes se ha medido. Por su lado, la referencia a un criterio compara al individuo con dicho criterio establecido de antemano y en el que define la calidad que debe tener la respuesta de cada individuo.
Por otro lado, desempeño es un término de tarea por lo cual se diferencia claramente del rendimiento sin pretender que son dos cosas distintas ya que éste es un producto del primero. De aquí posiblemente surja la dificultad para diferenciar las dos fases de este continuo desempeño-rendimiento. De acuerdo con nuestro criterio, el desempeño es en el que debería estar basada la educación en general, y en este sentido, podemos recalcar que los términos desempeño y desempeñar son abstracciones pues no corresponden a ninguna actividad específica. Cuando se dice que alguien se está desempeñando bien, se debe aclarar a qué es lo que se refiere, pues en realidad tal expresión no nos dice nada. Además, existen dos fuentes que contribuyen a usárseles como sinónimos en el habla coloquial. Por un lado, una fuente de sinonimia se encuentra en el diccionario de la Real Academia en el que se indica lo siguiente:
 Como puede verse, el verbo se refiere a la tarea. No obstante, el sustantivo derivado hace referencia indistintamente a la tarea y al logro.
Por otro lado está la traducción de los términos tanto del español hacia el inglés y viceversa como se observa en la tabla siguiente:

Por lo anterior, la literatura tanto en español como en inglés, respecto al rendimiento es la misma que la del desempeño pero se considera el análisis de elementos personales como la eliminación de problemas de disciplina para fortalecer el desempeño académico (Ayllon & Roberts, 1974); el empleo de reforzamiento sistemático (Chadwick & Day, 1971); uso de contingencias autodeterminadas o prescritas (Felixbrod & O’Leary, 1973); autoevaluaciones de trabajos (Hundert & Bucher, 1978); empleo de feedback (Green, Rollyson, Passante & Reid, 2002; Héfer, 2009), o elementos indirectos como los criterios de desempeño para mejora en el desempeño académico (Johnston & O’Neill, 1973; Komaki, 1998); el establecimiento de metas (Mellalieu, Hanton & O’Brien, 2006; Miller & Kelley ,1994); factores familiares (Tilano, Henao y Restrepo, 2009); la función de los tutores (García, Estrada y Carmona, 2008); entre muchos otros aspectos.
Sin embargo, la característica de casi todos los trabajos sobre desempeño, rendimiento (performance) y logro (achievement) es que se dirigen a los productos de la actividad del estudiante o profesor. Esta situación, en el análisis de la conducta, parece derivarse de “las características del método de investigación de la operante libre propuesto por Ferster en 1953 [lo cual tiene] algunos efectos no sólo de tipo metodológico sino también conceptual que posiblemente se mantienen de manera inadvertida en la investigación realizada con humanos” (Varela, en prensa).
En el II Simposio Mexicano sobre Análisis de la Conducta Humana (Edición Internacional), realizado el 19 de marzo 2010, en la FESI-UNAM, varios ponentes (Pacheco y Carpio, en prensa) coincidimos en que la medición del comportamiento humano que se ha desarrollado hasta la fecha está restringida casi siempre a productos pues carece de categorías de proceso además de que se limita muchas veces sólo a la frecuencia de hechos metodológicamente repetibles. Basta observar los resultados en un experimento para suponer los actos (proceso) responsables. Así como en la educación existe interés en las calificaciones, el investigador está centrado en los porcentajes de respuestas correctas y en el análisis estadístico que revele si las diferencias son significativas. Lo paradójico de esto es que si se obtiene una diferencia significativa, eso es indicador de que dicha diferencia no se debe al azar sino que el factor causal es la variable independiente (VI). Esto puede develar que la estadística está diseñada para indagar el papel de los objetos estímulo (-OE-, tareas, materiales, etc.), no del comportamiento. Lo interesante es que si un análisis más pormenorizado indicara que esto es así, entonces se abriría la posibilidad de generar métodos dirigidos a la tarea y al proceso.
Lo anterior lleva a tomar en consideración centralmente los actos del alumno que realiza in situ para poder aprender, que también es un verbo que se refiere a efectos aunque coloquialmente un profesor diga que sus alumnos “están aprendiendo lentamente a multiplicar”. Estrictamente se debe decir que “sus alumnos están ejercitando de manera no muy eficaz la multiplicación para que aprendan a hacerlo”. De acuerdo con Ryle (1949/2005), la expresión del profesor tiene dos errores. El primero es que emplea un verbo de producto (aprender) como si fuera uno de tarea (desempeñar), y por otro lado que los adverbios (lentamente) adecuados para los verbos de tarea, generalmente no son adecuados para los verbos de logro (p. 173). Este ejemplo de la multiplicación es útil para empezar a hacer la diferenciación que existe entre lo que consideramos, son distintos tipos de desempeño.
Para dar el resultado de la multiplicación de dos dígitos (8X2), se efectúa un solo acto (desempeño) que usualmente consiste en un ejercicio serial (repetitivo) también conocido como memorización o aprendizaje serial al que Kantor & Smith (1975) nominan rote learning. Si el resultado que un alumno proporciona es correcto, podemos decir que su desempeño fue efectivo. En caso contrario, además de afirmar que no ha aprendido a hacer esa multiplicación, se puede decir que su respuesta es ineficaz.


Impacto
Del latín tardío impactus, el impacto es el choque de un objeto contra algo. Por ejemplo: “El impacto entre el tren y el ómnibus dejó como saldo tres personas muertas y decenas de heridos”, “La precaria vivienda no soportó el impacto del granizo y terminó derrumbándose con sus habitantes en el interior”, “Cuando ambos jugadores saltaron a cabecear, se produjo un fuerte impacto entre sus cabezas y tuvieron que ser hospitalizados”.
Impacto también es la huella o señal que deja el mencionado choque: “El impacto del meteorito en el campo puede apreciarse con claridad desde el helicóptero”, “Los impactos de bala en la puerta del negocio son un claro testimonio de la violencia del robo”, “La pared de la sala muestra el impacto de una pelota, prueba irrefutable que alguien estuvo jugando al fútbol en el interior de la casa”.
El golpe anímico causado por una noticia sorpresiva o desconcertante y el efecto producido por un acontecimiento en la opinión pública se conocen como impacto: “Cuando se enteró de la muerte de su hijo, el impacto fue enorme”, “Lara todavía intenta superar el impacto: es evidente que necesita más tiempo”, “La renuncia del presidente causó un gran impacto en la sociedad”.
La noción de impacto ambiental, por otra parte, hace referencia el efecto que genera la actividad humana sobre el medio ambiente. Es habitual que se utilice el concepto para nombrar a los efectos colaterales que una determinada explotación económica tiene sobre el medio natural: “La minería es una actividad muy rentable para las empresas pero de enorme impacto ambiental para los pueblos”.
Se aborda el concepto de impacto para una mayor comprensión de lo que ocasiona en este caso académicamente hablando los conflictos familiares en el estudiante.
De acuerdo a los conceptos anteriores; esta investigación pretende definir el significado de cada uno para lograr unificar significados y así lograr una mayor comprensión de lo que se pretende como resultado final; identificar los tipos de conflictos dentro del núcleo familiar para determinar su impacto en el desempeño o rendimiento académico de los estudiantes del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Sonora (CECYTES) plantel “Justo Sierra” Ave. Sierra del sur entre esq. Lázaro Mercado Colonia Manuel Gómez Morín, Hermosillo Sonora; México. Además de esto; la presente investigación contribuirá a la comprensión del comportamiento familiar y del proceso de enseñanza-aprendizaje conformándose así como una herramienta para maestros y padres de familia proveyéndoles de información que les será útil para su relación e interacción.
















Marco teórico contextual
En esta investigación que trata sobre “Los conflictos familiares y su impacto en el rendimiento académico de los estudiantes del Cecytes Justo Sierra de Hermosillo Sonora” es necesario el estudio y la comprensión de artículos, otras investigaciones y otros estudios realizados entorno a nuestro tema para contextualizar y al mismo tiempo comprender las dimensiones y los campos que abarca nuestra investigación. Así mismo conocer las aportaciones hechas hasta hoy con respecto a nuestro tema.
Existen algunos estudios que han descrito al estudiante de bachillerato, pero no se han explorado aspectos de problemáticas que afectan a los estudiantes y que pueden ser factores de riesgo para dificultades en la vida escolar y que pueden tener repercusiones en el éxito o fracaso.
En el estudio desarrollado por De Lille y Sánchez (2004), se describieron los problemas que afrontan los estudiantes y se evaluaron los aspectos relacionados con la familia, las relaciones interpersonales, pareja, problemas emocionales, sexualidad, hábitos de vida y problemas alimentarios; entre los resultados reportados se encontraron con mayor incidencia los escolares, problemas en la familia, alimentarios y emocionales en las mujeres; y en los varones, se encontraron como problemas las relaciones de pareja, abuso de substancias y los de tipo sexual.
En otro estudio realizado sobre las necesidades de los estudiantes de bachillerato Arjona, Gutiérrez y Sánchez (1990) han descrito los problemas en estudiantes considerando aspectos como la escuela, la familia, las relaciones interpersonales, la sexualidad, hábitos de vida y desarrollo de personalidad; en él se sugiere desarrollar otros estudios similares, ya que los resultados sólo son aplicables a la población estudiada; por lo que se plantea estudiar los problemas actuales de los estudiantes de bachillerato.
En un estudio en jóvenes citado por Navarro (2005), se encontró que “los jóvenes pasan una buena parte de su tiempo libre al interior de sus casas viendo televisión o escuchando música; fuera de ésta realizan actividades lúdicas con sus  parejas o novia/o, realizando algún deporte, o reunirse en la calle con los amigos” (p. 167).
 Se encontró que, en promedio, los jóvenes mexicanos disponían de 23 horas de tiempo libre a la semana, organizado de la siguiente manera: 21 % en estar con la familia, 13% a la convivencia con la pareja, 11 % a ver la televisión, 10 % escuchar música, 10 % estar con los amigos, 9 % estudiar en casa, 8% practicando algún deporte y 8 % los videojuegos. Estos datos permiten tener un acercamiento sobre la manera como los adolescentes distribuyen sus actividades y preferencias.
Entendiendo que el joven adolescente pasa el mayor tiempo con su familia es ahí donde se dan una serie de situaciones como resultado de una interacción diaria, mismas situaciones que pueden ser de todo tipo; favorables o no para el grupo familiar.
Al hablar de la escuela y específicamente del ambiente escolar un aspecto que sitúa al ambiente escolar es el aula, en ella existen dos actores principales el estudiante y el profesor, este último responsable en gran parte de la dinámica y desarrollo de las relaciones que se puedan dar dentro del aula y con cierta injerencia en la externas a ella. En el aula existen ciertas influencias entre cada integrante, es decir, alumno con alumno, alumno con maestro y el grupo con los demás integrantes y autoridades de la escuela. De acuerdo con Woolfolk (1999), para mantener un buen ambiente escolar es necesario que el profesor favorezca la participación de los estudiantes, supervise el desarrollo de tareas y actividades, mantenga el control de los avances, maneje los problemas de disciplina y establezca estrategias de solución.
De acuerdo con Krauskopf (1995), la educación promueve el desarrollo personal pues forma parte del campo de elaboración de la identidad y del proyecto de vida en la adolescencia. La familia, los padres y los medios de comunicación son ámbitos fundamentales en el desarrollo del adolescente, al igual que el ámbito escolar el cual no solo brinda las habilidades para una futura inserción laboral, sino que provee experiencias formadoras de actitudes y que de ser adversas, pueden tornarse en dificultades para el adolescente. Por lo tanto, el ambiente escolar debe proporcionar las condiciones sociales favorables para que el adolescente tenga un entorno educativo confiable y seguro.
En la adolescencia el joven vive más hacia fuera que hacia dentro de la vida familiar, lo que obliga a introducir cambios cuyo resultado ideal se concreta en conseguir acuerdos entre padres e hijos, en esta etapa se modifican las funciones de los integrantes de la familia, el hijo comienza a caminar con más independencia, y es necesario hacer ajustes en los roles de los integrantes, lo que tendrá un impacto importante en el estilo de vida de la familia.
De acuerdo con Silvestre et al. (1995) en gran medida “el logro de la autonomía personal…requiere una cierta emancipación de la familia; el que se produzca de forma positiva y constructiva depende del estilo de relación dominante en la familia” (p.31).
En un estudio realizado por Idrobo, Castellano y Nieto (1998) se demostró estadísticamente la influencia protectora de factores familiares como las buenas relaciones y comunicación, la confianza y la estabilidad emocional y económica de los padres en la prevención de riesgo de problemas; coincidiendo con los resultados del estudio de Arjona, Gutiérrez y Sánchez (1998) de identificar como problemas principales, la poca comunicación con los padres y los problemas económicos de la familia.
De acuerdo con Ríos (2005), la mayoría de los problemas o inconvenientes proceden de la percepción que tienen padres e hijos de la realidad; existen inconvenientes procedentes por los cambios en la estructura de la familia en riesgo de fragmentación, por la tendencia del adolescente de separarse de la dependencia familiar y ser un problema en las relaciones familiares.
Según el proyecto de Investigación Educativa subvencionado por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía es un estudio que trata de establecer, si es que existe, la relación entre el Rendimiento Escolar y el entorno familiar que envuelve a los alumnos y alumnas.
Es en este proyecto de investigación donde se sostiene con respecto al rendimiento escolar que la institución escolar tiene como fin que sus alumnos y alumnas adquieran unos conocimientos, habilidades, instrumentos, que los transformen en individuos socialmente productivos.
En la medida en que cada escolar tenga éxito en la empresa, podremos decir que ha obtenido un mejor o peor rendimiento escolar.
Según el profesor Santiago Rodríguez, el concepto de rendimiento escolar es difícil de delimitar, al entrar de lleno en el terreno político y esgrimirse como bandera de la calidad de un Sistema Educativo donde la identificación educación-producción es la base que sustenta el concepto.
Esto nos lleva a la Teoría del Capital Humano, en el que se considera la Educación como el principal capital humano, "en cuanto concebida como productora de capacidad de trabajo”. En este sentido, es una inversión como cualquier otra.
Como inversión hecha por los poderes políticos, está sometida a control y se pretende que "genere beneficios".
Así, el rendimiento escolar se convierte en la variable fundamental de la actividad docente. En función de él, se programan los objetivos, contenidos y actividades de cada período escolar.
El rendimiento escolar es la resultante del complejo mundo que envuelve al estudiante: cualidades individuales (aptitudes, capacidades, personalidad,...), su medio socio-familiar (familia, amistades, barrio,...), su realidad escolar (tipo de
Centro, relaciones con el profesorados y compañeros o compañeras, métodos docentes,...) y por tanto su análisis resulta complejo y con múltiples interacciones.
Aunque hayamos analizado el rendimiento escolar como el resultado de numerosos factores que inciden directamente en él, los estudios que ven en causas socioeconómicas o socioculturales el origen de la desigualdad en los rendimientos de los escolares son numerosísimos, fundamentalmente fuera de nuestro país.
En España, cuando Gloria Pérez Serrano (1.981) realizó su estudio relacionando el rendimiento escolar con el origen social, sólo había un estudio previo, el de Carlos Lerena (1976).
Antonio Marín Capitas, en su Tesis Doctoral (1993), recoge los estudios de Samper y Soler en 1982, donde encuentran que las dos terceras partes de los estudiantes con bajo rendimiento proceden de familias con nivel económico bajo y establecen correlaciones entre ambos fenómenos. A conclusiones semejantes llegan Molina García y García Pascual en 1984.
Entre los autores y las autoras que defienden la determinación sociológica o socioeconómica en el rendimiento escolar, podemos distinguir 3 tendencias fundamentales:
La primera ve al sistema educativo como un instrumento para la reproducción social, y cumple con la misión de dejar a cada individuo en la posición que le corresponde en el sistema social. El rendimiento escolar es la manifestación de este hecho y son los pobres quienes más fracasan.
Paul Willis, Leonor Buendía, Gloria Pérez, entre otros autores y autoras, afirman que hay una estrecha vinculación entre la clase social y el Rendimiento Escolar.
Quienes se encuadran dentro de la segunda tendencia consideran que es excesivamente amplia la clase social para explicar el diferente rendimiento del alumnado y prefieren indagar en estructuras más próximas al o la adolescente, como la familia, que es el ámbito de incultura primaria del estudiante, donde se encuentran las claves que explican su Rendimiento en el proceso educativo.
La tercera corriente se puede considerar como síntesis de las dos anteriores, pues es cierto que el entorno más inmediato en el que se desarrolla el individuo es su familia, pero es bien cierto que ésta se encuentra determinada por una serie de factores culturales, sociales, y económicos que la hacen pertenecer a una clase social o a otra, y, en este sentido, también es válido lo señalado en el primer apartado.
Quizás sea el más representativo de esta tendencia el sociólogo de la comunicación Basil Bernstein, para el que el desarrollo del lenguaje tiene una relación inmediata con el fracaso escolar.
Cuando el adolescente llega a la escuela está en diferente posición de salida, según proceda de una familia o de otra. Los niños y las niñas de los medios sociales menos favorecidos tienen un desarrollo mental medio más lento, porque llegan con un bagaje de experiencias más pobre y menos organizado. Si a la desventaja social unimos la cultural, los comienzos serán más difíciles y recibirán menos ayuda en los momentos difíciles, lo que les hace más vulnerable al fracaso, y ello teniendo en cuenta que las actitudes pedagógicas familiares suelen ser bastante diferentes según las clases sociales.
Se entiende entonces que el entorno familiar es determinante para un óptimo rendimiento escolar o el fracaso del mismo.
Es en este mismo estudio donde se muestra lo siguiente refiriéndose a factores familiares que afectan el rendimiento académico:
Situación económica: La economía de la familia influye en el rendimiento y, así, englobamos a las familias de nuestros centros en un nivel económico medio y bajo, según la ocupación de los progenitores.
Estudios del padre: Influye mucho el nivel cultural del padre en la educación de sus hijos e hijas, pues, si éstos están habituados a ver leer y manejar libros, estarán más motivados al estudio.
Estudios de la madre: La madre es la que se ocupa más directamente de la educación escolar de sus hijos e hijas, pues es la que acude al colegio cuando hay reuniones o quiere informarse de la marcha de su hijo o hija.
Si tiene un nivel de estudios medios o altos, valorará más el estudio de sus hijos e hijas y podrá ayudarlos más, lo que repercutirá positivamente en su aprendizaje.
Interés de los padres por la educación de sus hijos: El interés que la familia tenga depositado en la educación parece ser un factor determinante, incluso más que el económico, en el rendimiento escolar, porque si los hijos encuentran “eco” en casa de lo que ellos hacen en la escuela, lógicamente, esto motivará su trabajo.
El trabajo de ambos padres fuera de la casa: Creemos que esto incide negativamente en el rendimiento de los hijos, pues están mucho tiempo fuera del control de los progenitores y, cuando estos vienen de trabajar, “no tienen ganas” de escucharlos y atenderlos.
Problemas/conflictos familiares: Cuando en la familia hay problemas de divorcio, separación, malos tratos, drogadicción, etc, el rendimiento de los hijos en el colegio se ve perjudicado porque les hace vivir situaciones extremas que interfieren su normal desarrollo en la vida, y, también en la escuela.
Refiriéndose al rendimiento académico y los problemas familiares este estudio señalo que quizá sea esta variable una de las que mayor correlación tenga con el rendimiento escolar. Hay problemas familiares, o no hay problemas; se ve claramente la fuerte relación que hay entre la existencia de problemas en la familia con un rendimiento bajo, siendo la relación entre las demás categorías menos significativas
Con respecto al rendimiento académico y al interés de la familia son variables que más claramente se ven relacionadas.
El coeficiente de Pearson es aproximadamente igual al 0,8, y el estadístico Z supera el nivel de confianza del 1%, lo que indica que existe relación entre las variables en el 99% de los casos.
Destacan como especialmente significativas cuando el interés de la familia es alto el rendimiento escolar es bueno, y cuando ese interés es nulo el rendimiento es malo.
El nivel cultural que tiene la familia incide directamente en el rendimiento escolar de sus hijos e hijas, así, cuando el nivel de formación de los progenitores está determinado por una escolarización incipiente o rozando el analfabetismo, es más fácil que los hijos no tengan un rendimiento escolar satisfactorio, y, por el contrario, en aquellos progenitores con un nivel de formación medio o alto es más probable encontrar un rendimiento bueno. Esto está en consonancia con los estudios reseñados al principio de este trabajo, y se explica porque la cultura de la escuela es la cultura de la sociedad, por lo que los estudiantes que pertenecen a una familia con un status cultural medio o alto tienen ya ventaja en la Escuela sobre aquellos otros que pertenecen a un status cultural bajo, coincidimos en esta apreciación con Bernstein.
El nivel económico de la familia sólo es determinante en el rendimiento escolar cuando es muy bajo, cuando puede colocar al individuo en una situación de carencia, lo que ocurre es que esto normalmente lleva asociado un bajo nivel cultural, elevado número de hijos e hijas, carencia de expectativas y falta de interés. Así, lo exclusivamente económico no tiene por qué ser determinante en el rendimiento escolar.
De los apartados anteriores se desprende, igualmente, que cuando en la familia hay problemas, los hijos viven esto, necesariamente, influye en su conducta y en su rendimiento. En esto, los hijos de familia no son diferentes a los adultos y en ellos se puede agudizar porque la familia es casi todo su universo.
Pero la conclusión definitiva a la que podemos llegar es que, cuando la familia demuestra interés por la educación de los hijos e hijas, se preocupa por su marcha en el colegio, están en sintonía con el maestro o maestra, el rendimiento es más positivo pues hay una conexión casa-escuela que el hijo(a) percibe y que llega a repercutir en su trabajo.
Este interés de la familia se demuestra valorando lo que se hace en el colegio y, en cierta medida, está vinculado a las expectativas que los progenitores tienen puestas en el futuro de sus hijos e hijas. Cuando esas expectativas cuentan con la institución escolar: estudiar una carrera, tener la suficiente formación, ser alguien en la vida, etc., el interés de la familia por la escuela es sin duda mayor que el de aquellas otras que consideran la escuela como una mera espera para llegar al mundo del trabajo, porque la ley impide trabajar hasta cierta edad. Estos planteamientos tan dispares tienen su claro reflejo, salvo raras excepciones, en el rendimiento escolar de los alumnos y las alumnas y están, a su vez, condicionados por el nivel cultural y económico, el tener un elevado número de hijos e hijas, por padecer algún tipo de problemática familiar, en la mayoría de los casos; son familias que tienen menos interés por la educación escolar de sus hijos e hijas y escasas o nulas expectativas de futuro para ellos y quienes proceden de ellas son jóvenes que presentan un bajo rendimiento escolar.
Es por tanto aquí cuando se plantea un reto a la educación y a la escuela: padres de familia y maestros tenemos mucho que hacer.
Se entiende entonces que dentro de todos los factores que inciden en el rendimiento académico de los hijos se encuentra la falta de interés de los padres además del nivel cultural de la familia y el nivel económico bajo.
Rodríguez Espinar, S. "Factores de Rendimiento Escolar" Ed. Oikos - Tau. Barcelona 1.982. Pág. 35.
Tesis Doctoral " El entorno sociocultural y su influencia en el Rto. Educativo" MARÍN CAPITAS, A. 1.993
En la investigación  “Factores asociados al rendimiento académico” de Rubén Edel Navarro Docente Investigador de la Universidad Cristóbal Colón, México se habla del rendimiento académico como éxito o fracaso académico.
Al momento de buscar las causas del fracaso escolar se apunta hacia los programas de estudio, la masificación de las aulas, la falta de recursos de las instituciones y raras veces al papel de los padres y su actitud de creer que su responsabilidad acaba donde empieza la de los maestros.
Por su parte, los profesores en la búsqueda de solución al problema se preocupan por desarrollar un tipo particular de motivación de sus estudiantes, “la motivación para aprender”, la cual consta de muchos elementos, entre los que se incluyen: la planeación, concentración en la meta, conciencia metacognoscitiva de lo que se pretende aprender y cómo se pretende aprenderlo, búsqueda activa de nueva información, percepciones claras de la retroalimentación, elogio y satisfacción por el logro y ninguna ansiedad o temor al fracaso (Johnson y Johnson, 1985).
El éxito escolar, de acuerdo con la percepción de Redondo (1997), requiere de un alto grado de adhesión a los fines, los medios y los valores de la institución educativa, que probablemente no todos los estudiantes presentan. Aunque no faltan los que aceptan incondicionalmente el proyecto de vida que les ofrece la Institución, es posible que un sector lo rechace, y otro, tal vez el más sustancial, sólo se identifica con el mismo de manera circunstancial. Aceptan, por ejemplo, la promesa de movilidad social y emplean la escuela para alcanzarla, pero no se identifican con la cultura y los valores escolares, por lo que mantienen hacia la Institución una actitud de acomodo, la cual consiste en transitar por ella con sólo el esfuerzo necesario. O bien se encuentran con ella en su medio cultural natural pero no creen o no necesitan creer en sus promesas, porque han decidido renunciar a lo que se les ofrece, o lo tienen asegurado de todos modos por su condición social y entonces procuran disociarse de sus exigencias.
Sería excelente que todos los alumnos llegaran a la escuela con mucha motivación para aprender, pero no es así. E incluso si tal fuera el caso, algunos alumnos aún podrían encontrar aburrida o irrelevante la actividad escolar. Asimismo, el docente en primera instancia debe considerar cómo lograr que los estudiantes participen de manera activa en el trabajo de la clase, es decir, que generen un estado de motivación para aprender; por otra parte pensar en cómo desarrollar en los alumnos la cualidad de estar motivados para aprender de modo que sean capaces “de educarse a sí mismos a lo largo de su vida” (Bandura, 1993) y finalmente que los alumnos participen cognoscitivamente, en otras palabras, que piensen a fondo acerca de qué quieren estudiar.
En la investigación “Factores familiares vinculados al bajo rendimiento académico” Covadonga Ruíz de Miguel del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación Facultad de Educación Universidad Complutense se habla del bajo rendimiento académico y los posibles factores que lo ocasionan.
El bajo rendimiento en la escuela se ha convertido en un problema preocupante por su alto índice de incidencia en los últimos años. Al buscar las causas de que el alumno no consiga lo que se espera de él, y desde una perspectiva holistica, no podemos limitamos a la consideración de factores escolares (ratio profesor/alumno, agrupación dc los alumnos, características del profesor, tipo de centro y gestión del mismo) sino que es preciso hacer un análisis de otros factores que afectan directamente al alumno corno pueden ser factores personales (inteligencia y aptitudes, personalidad, ansiedad, motivación, auto concepto), factores sociales (características del entorno en el que vive el alumno) y factores familiares (nivel socioeconómico familiar, estructura, clima, etc.) (Ladrón de Guevara, 2000).
Partiendo de que los resultados escolares de los alumnos son producto de la interacción entre los recursos que aporta la familia a la educación de los hijos y los aportados por la escuela (Coleman, 1966), es importante tener en cuenta que la contribución de ambas esferas es diferente; mientras que el ambiente social del hogar contribuye a la formación de determinadas actitudes, promueve el autoconcepto y fomenta las atribuciones de esfuerzo, la escuela lo que hace básicamente es proporcionar oportunidades, formular demandas y reforzar comportamientos (Garcia Bacete, 1998). A esto, evidentemente, hay que añadir las características personales de los alumnos.
Según esta investigación el proceso enseñanza aprendizaje no tiene un lugar específico sino son parte de este proceso todos los espacios con los que interactúa el sujeto.
El bajo rendimiento escolar es un problema con múltiples causas y repercusiones y en el que están implicados factores de diversa índole, de entre los que cabría destacar tres factores individuales del alumno (referidos a diversos ámbitos, desde lo cognitivo hasta lo motivacional), factores educativos (relacionados con contenidos y exigencias escolares, con la forma de trabajar en el aula y de responder a las necesidades que presentan algunos alumnos), y factores familiares (relacionados con la mayor o menor contraposición cultural entre un ámbito y otro) (Palacios 2000).
Señala además que en la etapa escolar familia, estudiante y escuela comparten la función socializadora, función entendida, como el desarrollo en cada individuo de aquellas habilidades y actitudes que constituyen los requisitos esenciales para su futuro desenvolvimiento en la vida(Parsons, 1990).
Desde el enfoque psicosocial, hay que buscar las causas del éxito/fracaso escolar fuera de la escuela, encontrando entre éstas aspectos relacionados con el componente cultural del entorno familiar, las prácticas educativas y la interacción familiar aspectos que afectan principalmente a las estructuras mentales favorecedoras del rendimiento y que generan actitudes competitivas, altos niveles de aspiración, motivación para el éxito, o sus contrarios.
Desde este enfoque se da importancia, por un lado al mundo de las relaciones paternas, a las relaciones paterno-filiales, al ejercicio de la autoridad, etc., y por otro al ambiente específico de la interacción lingúística, que condiciona el desarrollo cognitivo y la adaptación —o no— a la cultura (Fueyo, 1990).
La familia, que a pesar de los cambios sociales producidos en los últimos tiempos sigue siendo hoy la comunidad de afecto fundamental entre los seres humanos, así como una de las instituciones que mós importancia tiene en la educación (García Hoz, 1990), representa un papel crucial como nexo de unión entre la sociedad y la personalidad de cada uno de sus miembros (Martínez Otero, 1996), y contribuye al desarrollo global de la personalidad de los hijos, así como al desarrollo de otros aspectos concretos como el pensamiento, el lenguaje, los afectos, la adaptación y la formación del autoconcepto (Beltrán y Pérez, 2000).
Para analizar el influjo de la familia en el rendimiento escolar, la perspectiva más adecuada es considerarla como un componente del factor social (Fernández y Salvador, 1994), ya que la posibilidad de obtener un bajo rendimiento no se debe exclusivamente a características individuales sino también a características sociales y a factores que son fruto de la interacción constante del individuo con su entorno social y familiar (Fullana, 1996), y que pueden incidir sobre el rendimiento directamente o a través de variables intermedias (Fernández y Salvador, 1994).
Parece que un alumno procedente de un entorno familiar carencial tiene más posibilidades de obtener un bajo rendimiento en la escuela (Cuadrado Gordillo, 1986), por lo que el papel de la familia es considerado figura principal en el estudio del bajo rendimiento en cualquiera de sus etapas: en su origen, en su mantenimiento y en su recuperación (Palacios, 2000).
Se habla del clima familiar como el resultado de la interacción de sus integrantes y se refiere a este como elemento importante para el rendimiento académico.
El clima familiar es uno de los constructos más analizados en relación con el bajo rendimiento escolar En la investigación realizada sobre fracaso escolar en España durante los años setenta-ochenta, se trató de aislar los hábitos educativos de la familia como variable significativa en el origen de los problemas escolares de los hijos (Red y Rueda, 1985; Casis, 1986; García Correa, 1986; Fernández Pérez, 1986). El clima familiar (entendido como rasgos, actitudes y comportamientos de los miembros del grupo familiar, principalmente los padres) resulta ser un subsistema muy importante por su relación con el trabajo escolar del alumno, y para valorarlo suele hacerse referencia a los intercambios (afectivos, motivacionales, intelectuales, estéticos, etc.) producidos en el seno de la familia; a la utilización del tiempo de permanencia en el domicilio por los diferentes miembros de la unidad familiar; y a las relaciones establecidas entre la familia y su entorno (Gómez Dacal, 1992). Para otros autores, el ambiente familiar puede analizarse teniendo en cuenta una serie de aspectos como los estímulos y oportunidades que dan los padres a los hijos para actuar en diferentes situaciones; la información que les proporcionan para incrementar su nivel formativo; o las expectativas de los padres sobre el rendimiento de los hijos (Williams, 1979).
El clima afectivo creado en la familia es un elemento esencial para la buena marcha académica del alumno (Perez Serrano, 1984); la importancia de las actitudes, expectativas y valores que los padres otorgan a la función escolar y al trabajo académico, que se concreta en determinadas actuaciones, cogniciones y formas de vida familiar, condicionan el progreso académico de los niños (Martínez González, 1992).
Las notas que definen un ambiente familiar positivo son la comprensión, el respeto, el estímulo y la exigencia razonable; el alumno que crece en un clima así, se siente integrado y adaptado a la familia, aceptando sus normas, valores y actitudes, lo que es importante para el desarrollo de actitudes positivas hacia las tareas intelectuales y académicas (Martínez González, 1992). Los alumnos con éxito escolar disponen de un clima familiar que ayuda y fomenta la actividad exploratoria, que orienta hacia la tarea, que estimula la evaluación de las consecuencias del comportamiento propio, que estimula la verificación y comprobación de sus acciones, que da con frecuencia feed-back positivos, ofrece índices e informaciones específicos y pertinentes, y plantea más preguntas y cuestiones (Palacio-Quintín, 1988).
La posibilidad de gozar de un clima familiar que estimule el enriquecimiento intelectual y cultural guarda estrecha relación con el nivel socio económico de la familia (Martínez González, 1992), aunque hay familias en las que, a pesar de contar con todos los recursos materiales, culturales e intelectuales necesarios para cursar estudios de forma satisfactoria, los hijos no los obtienen, Pérez Serrano (1984) achaca esto a un clima afectivo desfavorable que impide a los chicos sentirse seguros, tranquilos y con capacidad para mantener atención y concentración. También es preciso señalar en este punto que los alumnos de familias con clima muy positivo pueden no beneficiarse de éste si permanecen poco tiempo interactuando en él (Nelson, 1984).
Un clima tenso, ansioso, no equilibrado y en el que no están cubiertas las necesidades básicas, no es el óptimo para suscitar interés y progreso escolar en los hijos. (Martinez.González, 1992), y como consecuencia de esto se produce en el alumno una disminución de la motivación de logro, la asimilación de modelos conductuales y de lenguaje defectuosos, una la percepción de inadecuación entre los códigos utilizados en casa y en la escuela, una falta de autocontrol en el trabajo, y dificultades en el lenguaje interior y en la lectura (Ladrón de Guevara 2000). A pesar de ésto, se dispone también de una serie de estudios en los que se afirma que un clima afectivo perturbado, generado por parte de personalidades patológicas no incide necesariamente en el fracaso escolar de los hijos (Dockrrell, 1963), aunque sí en la adaptación afectiva (Gilly, 1978).
Por su parte, un clima educativo estimulante y estable, caracterizado por una estabilidad en las relaciones entre todos los miembros de la familia, unas expectativas adecuadas de los padres hacia los hijos, favorecen un mejor desarrollo escolar de los hijos (Fullana, 1996).
En esta investigación se abordan las relaciones padres e hijos como factor importante para un optimo rendimiento académico y se habla de los conflictos que pueden surgir en esta relación y como afectan estos en el éxito intelectual de los estudiantes.
La relación existente entre la naturaleza de las interacciones establecidas entre padres-hijos y el rendimiento académico de estos últimos puede considerarse circular; por un lado la primera es una importante influencia para el rendimiento escolar (Campos y Calero, 1988), y por otro, el rendimiento escolar es una de las variables moduladoras más importantes de las relaciones paterno-filiales (Gutiérrez, 1984), pudiendo considerar incluso que el fracaso escolar provoca la degradación del clima familiar (Fernández y Salvador, 1994). Así pues, puede decirse que el rendimiento viene condicionado por el equilibrio afectivo y emocional del alumno, muy influenciado a su vez por las relaciones que mantiene con los miembros de su familia.
En las relaciones padres-hijos pueden surgir conflictos, que si son continuos repercuten negativamente en el rendimiento académico del alumno (Prieto Adánez, et al 1982). Uno de los conflictos más usuales, es el maltrato por parte de los padres hacia los hijos, maltrato que puede ser tanto físico, como psicológico o emocional. Aunque se constata un descenso en el rendimiento (o bajo rendimiento en sí mismo), éste no es fruto exclusivamente del maltrato, sino del cúmulo de circunstancias psicosociales en que se desarrolla su evolución y que parece caracterizarse por un alto grado de marginación. Lo que si parece cierto es que estos alumnos presentan una clara tendencia a manifestar los tipicos problemas escolares fruto de situaciones de inestabilidad familiar y problemas psíquicos (De Paul, 1988).
El maltrato produce en el alumno problemas de aprendizaje (adquisición y desarrollo motor, rendimiento académico global). Los niños maltratados son alumnos que no encuentran estímulo ni reconocimiento de sus esfuerzos; sólo conocen la indiferencia, la crítica y el desprecio, se sienten rechazados por sus padres y pueden proyectar este sentimiento hacia sus profesores. Su estado emocional es de tensión y angustia, lo que impide una conducta escolar positiva y contribuye a que presenten problemas de deficiencias escolares (Osorio y Nieto, 1981).
Otro estudio (Peral Espejo, 1992) afirma que el bajo rendimiento de los niños maltratados puede deberse a un descenso de la percepción de la imagen de si mismo2 y del entorno social, que no hace sino minar la autoestima y la motivación3, generando altos niveles de conducta agresiva y antisocial (Peral Espejo, 1992). La calidad de las relaciones que se establecen con los padres y con el grupo de iguales explica significativamente una parte importante de la varianza de autoestima en alumnos de ambos sexos (Walker y Greene, 1986). El alumno que interactúa frecuentemente con sus padres obtiene mejores logros que otro con niveles de implicación más bajos (Billet, 1971).
Un problema habitual que ensombrece las relaciones entre padres e hijos es la obsesión desmesurada de los primeros porque sus hijos obtengan las mejores calificaciones, obsesión que con frecuencia desemboca en un sentimiento de temor al fracaso y una actitud de hastío por parte del alumno (Rodríguez Espinar, 1982) que lleva a un comportamiento opuesto. Los padres cometen el error de considerar que la única labor de su hijo es estudiar, olvidando otras facetas de su personalidad, así como los intereses y aficiones que pueda mantener hacia otro tipo de cuestiones (Martínez González, 1992).
Al hablar del interés de los padres sobre la educación de los hijos se dice que este influye determinantemente en el éxito académico de sus hijos.
El interés de los padres en las tareas escolares de los hijos incide de forma positiva en su percepción de éstos como estudiantes (Fernández y Salvador, 1994; Gutiérrez, 1984), con las consecuencias que ésto tiene sobre su rendimiento.
El interés con que los padres siguen el proceso educativo de su hijo (un componente del clima en relación con los resultados) se puede manifestar de diferentes formas: contacto frecuente con el centro de ducacion, preocupación por la actividad escolar, creación en casa de un ambiente adecuado para el estudio, adquisición de recursos culturales, utilización conveniente del tiempo de ocio, presión ejercida sobre los hijos para que lean y visiten museos, ayuda en las tareas escolares, etc. (Gómez Dacal, 1992; Thorndike, 1973). Todos estos indicadores del interés de los padres con efecto sobre el rendimiento escolar (Smith, 1991; Cherian, 1991, 1992; Klebanov y Brooks-Gunn, 1992) Están muy influidos por el nivel social. Así, el contacto familia-centro educativa, entendida como el grado de cooperación que se establece entre centro escolar y familia, varia en función del origen social de la familia.
La continuidad entre ambos ambientes (centro-hogar) favorecida por estos intercambios es importante para facilitar el trabajo académico del alumno, ya que a través del contacto mutuo los profesores conocerán mejor las circunstancias de la vida familiar del alumno, y pondrán en marcha medios para proporcionar condiciones óptimas que resultan en una actividad escolar eficaz (Linke, 1974). Esta cooperación entre familia y centro, así como la implicación de la primera en la educación de sus hijos y su colaboración con los objetivos escolares es necesaria, no ya solo para unificar criterios y ayudar al niño a conseguir buenos resultados escolares (Castillo, 1983), sino también para comprender el fracaso escolar (Marchesi y Marjoribanks, 2000).
Por su parte, la ayudafamiliar al trabajo escolar se valora a través de la frecuencia con que el niño es ayudado en la realización del trabajo escolar en casa, y en la corrección por los padres de la expresión oral y escrita del alumno (Thorndike, 1973). 
Analicemos la investigación  llamada “Familia y rendimiento académico” de Alma Vallejo Casarín, Teresa de Jesús Mazadiego Infante. En esta investigación se habla de los estilos parentales y su importancia para una buena relación padres e hijos y como estos influyen en el rendimiento academico.
Hess y Holloway (1984) identificaron cinco procesos que vinculan a la familia y al desempeño académico: el intercambio verbal entre la madre y los hijos, las expectativas familiares acerca del desempeño académico, las relaciones positivas entre padres e hijos, las creencias de los padres acerca de sus hijos así como las atribuciones que hacen al comportamiento de los mismos y las estrategias de control y disciplina.
Particularmente, este último proceso es considerado por autores como Baumrind (1973); Hess y Mc Devitt (1984), Marjoriebanks, (1979) como uno de los que inciden de manera más significativa en el desempeño académico.
La propuesta teórica de Baumrind (1965, 1966, 1967,1972) acerca de los estilos parentales ha permitido una importante cantidad de publicaciones acerca de las influencias que ejercen los padres sobre el desarrollo de los hijos, especialmente la relación entre el comportamiento de los padres hacia los hijos y el rendimiento académico de estos últimos es un tema que se ha abordado en estos estudios.
Los estilos parentales han sido definidos por Darling y Steinberg (1994:488) como “una constelación de actitudes hacia las hijas (os) que les son comunicadas y que en su conjunto, crean un clima emocional en el cual se expresan las conductas de los padres”.
Las dimensiones a partir de las cuales se determinan los estilos son: el involucramiento o aceptación que implica el grado de atención y conocimiento que los padres tienen de las necesidades de sus hijas (os), y la exigencia y supervisión que indica en qué medida los padres establecen a las hijas (os) reglas claras de comportamiento y supervisan las conductas de sus hijas (os). La combinación de estas dimensiones generan los diferentes estilos de paternidad que a continuación se describen:
Estilo autoritativo: padres exigentes que atienden las necesidades de sus hijos. Establecen estándares claros, son firmes en sus reglas y usan sanciones si lo consideran necesario, apoyan la individualidad e independencia de sus hijos, promueven la comunicación abierta, escuchan sus puntos de vista, dialogan con ellos y reconocen tanto los derechos de sus hijos como los suyos propios.
Las características generales de los niños y niñas que han crecido con padres de este tipo son: competentes social y académicamente, con buena autoestima y un ajuste psicológico adecuado a su edad.
Estilo autoritario: padres exigentes que prestan poca atención a las necesidades de sus hijos. Las exigencias de este tipo de padres no están balanceadas con las necesidades de sus hijos, la mayoría de las veces se relacionan con ellos para dictarles órdenes, éstas no pueden ser cuestionadas ni negociadas; los padres se esfuerzan por remarcar quién es la autoridad; cuando los hijos no obedecen se les castiga, no estimulan la independencia e individualidad de los hijos.
Los hijos que son educados por este tipo de padres generalmente son muy obedientes, parecen carentes de espontaneidad, curiosidad y originalidad, generalmente son dominados por sus compañeros. Estos efectos son más marcados en los niños que en las niñas.
Estilo permisivo: padres poco exigentes, que atienden las necesidades de sus hijos. Este tipo de padres tienen una actitud tolerante a los impulsos de los hijos, usan muy poco el castigo como medida disciplinaria, dejan que los hijos tomen sus propias decisiones, establecen pocas reglas de comportamiento, son afectuosos con sus hijos.
Los hijos que crecen en este tipo de familias tienen falta de control de su impulsividad, lo que los hace ser inmaduros para su edad, pocas habilidades sociales y cognitivas. Baumrind encontró que en este tipo de estilo parental había una serie de padres que eran fríos y distantes; de aquí Maccoby y Martín (1983), construyen otro estilo parental:
Estilo negligente: Padres con poca exigencia y poca atención a las necesidades de sus hijos. Estos padres son muy parecidos al estilo anterior, pero la principal diferencia es la poca atención que ponen a los hijos y las escasas muestras de afecto que les prodigan.
Los niños que son criados en este tipo de familias, suelen tener problemas de autocontrol, pobre funcionamiento académico y problemas de conducta tanto en la escuela como en la sociedad en general.
En sus primero trabajos, Baumrind estudió familias con hijos en edad preescolar, posteriormente realizó investigaciones con niños de primaria entre 8 y 9 años (Baumrind, 1971,1973). Sus últimos trabajos fueron realizados con adolescentes Baumrind (1991).
Los trabajos de Baumrind han sido la base de una gran cantidad de investigaciones en Estados Unidos y otros países cuyos objetivos fundamentales han sido determinar la influencia que ejercen los padres en el desarrollo de los hijos.
Desde sus investigaciones iniciales, Baumrind encontró una relación importante entre la forma como son tratados los niños y niñas por sus padres y su rendimiento escolar.
Un grupo de investigadores estadounidenses utilizaron los planteamientos de Baumrind para estudiar la relación de los estilos parentales y el desempeño académico de muestras de adolescentes (Dornbusch, Ritter, Leiderman, Roberts y Frailegh, 1987). Encontrando resultados muy similares a lo reportado por Baumrind: los hijos cuyos padres tenían un estilo parental negligente o permisivo presentaron las calificaciones más bajas, mientras que aquellos adolescentes cuyos padres tenían un estilo autoritativo tuvieron las calificaciones más altas.
Siguiendo esta línea de investigación, Steinberg, Elmen y Mounts (1989) se propusieron determinar en qué medida la autonomía psicológica que promueven los padres con estilo autoritativo es un elemento del buen desempeño académico de las hijas e hijos, encontrando que efectivamente esta característica del estilo autoritativo influye de manera positiva para que las y los adolescentes tengan ideas positivas hacia la escuela y su propio desempeño en ella.
En esta misma línea de investigación, Steinberg, Lamborn, Darling y Dornbusch, (1992) encontraron, mediante un estudio longitudinal, que aquellos adolescentes con padres con un estilo autoritativo, eran padres que participaban de manera más activa en las actividades que marcaba la institución e impulsaban a sus hijas e hijos en las actividades escolares; por tanto, las y los jóvenes tenían un mejor desempeño académico. En esta línea de investigación, Steinberg, Lamborn, Darling, Mounts y Dornbusch (1994) realizaron un estudio de tipo longitudinal con adolescentes estadounidenses que cursaban la educación media, en este trabajo evaluaron los efectos de los estilos parentales de los padres e indicadores académicos de los hijos; encontrando que aquellos adolescentes que tenían padres con estilos autoritativos fueron los que presentaron un autoconcepto académico más alto y obtuvieron las mejores calificaciones.
Un dato interesante es que los adolescentes con padres con estilo negligente decrementaron de manera significativa su autoconcepto académico y sus calificaciones entre la primera y segunda evaluación que se hicieron de estos factores.
Glasgow, Dornbusch, Troyer, Steinberg y Ritter (1997) investigaron la relación entre los estilos parentales de adolescentes de diferentes grupos étnicos e indicadores de su desempeño académico como fueron: la participación en las clases, el tiempo dedicado a la realización de las tareas, las calificaciones, las expectativas educativas y las atribuciones que hacían de sus calificaciones en varias materias. Estos autores encontraron que los adolescentes con padres no autoritativos tendieron a atribuir el resultado de sus buenas calificaciones a causas externas y sus calificaciones deficientes a su falta de habilidad. Estos autores enfatizan la importancia de los procesos de atribución del comportamiento en el desempeño académico de los estudiantes.
En estos trabajos, los investigadores incluyeron muestras de diferentes grupos étnicos de la sociedad estadounidense: blancos, afroamericanos, asiáticos e hispanos. Uno de los resultados importantes fue encontrar que en familias asiáticas con adolescentes, los estilos parentales autoritativo y autoritario no presentaban los mismos efectos en el desarrollo de los hijos, especialmente en el rendimiento académico, como se presentó en las familias americanas blancas. Esto ha generado una serie de estudios cuyo objetivo fundamental ha sido analizar el efecto de los estilos parentales en el desempeño académico de los hijos de familias asiáticas.
En esta tónica, el trabajo de Chen, Dong y Zhou (1997) se propuso determinar los efectos de las prácticas parentales autoritativas y autoritarias en la ejecución escolar de niños de 8 y 9 años, encontrando que el autoritarismo en los padres se asoció con niños con mayor agresividad y rechazo por parte de los compañeros, así como un menor rendimiento académico. Aquellos niños cuyos padres tenían prácticas hacia ellos de tipo autoritativo presentaron los índices de ajuste social y rendimiento académico más altos.
Como se puede observar por este breve recuento de investigaciones, la propuesta de los estilos parentales de Baumrind ha sido un enfoque ampliamente utilizado para estudiar la influencia que ejercen los padres en el desarrollo de diferentes áreas de la vida de sus hijos.
Existe ya evidencia sólida de la forma en que los padres influyen en el rendimiento académico de las hijas e hijos desde la infancia hasta la adultez.
En particular, el rendimiento académico ha sido abordado con diversas estrategias para evaluarlo que van desde las calificaciones hasta la trayectoria y expectativas educativas de los estudiantes, encontrándose que la influencia de los estilos parentales en el desempeño académico se presenta desde la infancia hasta la adultez.
Por todo ello, es importante destacar que este planteamiento de los estilos puede ser útil para ahondar en esta relación entre la familia y el desempeño académico que es un tema central para todos aquellos involucrados en el proceso educativo.
Entendiendo entonces que la participación de los padres es elemental para el optimo rendimiento académico de sus hijos y que el ambiente familiar influye en la concepción de si mismo del adolescente y que también la relación escuela- padres de familia determinan el comportamiento escolar y los resultados de este.
En el trabajo “Prácticas eficaces” Herbert J. Walberg y Susan J. Paik se recopilan investigaciones de varios temas referentes a la educación; específicamente en este que habla sobre las practicas educativas habla sobre la participación de los padres.
Los esfuerzos de cooperación entre padres y educadores para modificar desde el ámbito familiar las condiciones académicas susceptibles de alteración tienen fuertes efectos positivos sobre el aprendizaje.
En 29 estudios realizados con grupos de control, 91 por ciento de las evaluaciones fueron favorables a los niños que habían participado en los programas de apoyo familiar, frente a los que no lo hicieron por haber permanecido en los grupos de control.
El ambiente familiar, algunas veces denominado el currículo del hogar, hace referencia a las conversaciones deliberadas que mantienen padres e hijos sobre el colegio y los acontecimientos de la vida diaria: estimular la lectura en el tiempo libre y comentar lo leído; guiar y revisar desde una postura crítica lo que se ve en la televisión y las actividades con los amigos y compañeros; aplazar las gratificaciones inmediatas para poder alcanzar metas a largo plazo; expresar afecto e interés por los aspectos académicos de los hijos y por otros progresos en su desarrollo personal y, quizá, permitirse la risa y algún capricho entre los esfuerzos continuos que se pueden realizar. Leerles a los niños y comentar con ellos aspectos de la vida diaria del colegio los prepara para las actividades académicas antes de la escolarización.
La cooperación entre educadores y padres puede apoyar estos enfoques. Los educadores pueden sugerir actividades específicas que faciliten el aprendizaje de los niños tanto en casa como en el centro escolar. También es posible organizar y desarrollar programas de colaboración a gran escala entre profesores y padres para promover de un modo sistemático condiciones académicas estimulantes y actividades extraescolares.
Graue, Weinstein y Walberg, 1983; Iverson y Walberg, 1982; Peng y Wright, 1994; Stevenson, Lee y Stigler, 1986; Walberg, 1984; Walberg y Paik, 1997. Véase también Familias y escuelas, segundo número de esta serie, dedicado a este tema.
Según la Ley General de Educación capitulo VII de la participación social en la educación, sección 1 de los padres de familia se aborda la participación de los padres en la educación de sus hijos.
Artículo 65. Son derechos de quienes ejercen la patria potestad o la tutela:
I. Obtener inscripción en escuelas públicas para que sus hijos o pupilos menores de edad, que satisfagan los requisitos aplicables, reciban la educación preescolar, la primaria y la secundaria. La edad mínima para ingresar a la educación básica en el nivel preescolar es de 3 años, y para nivel primaria 6 años, cumplidos al 31 de diciembre del año de inicio del ciclo escolar. Párrafo adicionado DOF 20-06-2006
II.- Participar a las autoridades de la escuela en la que estén inscritos sus hijos o pupilos, cualquier problema relacionado con la educación de éstos, a fin de que aquéllas se aboquen a su solución;
III.- Colaborar con las autoridades escolares para la superación de los educandos y en el mejoramiento de los establecimientos educativos;
IV.- Formar parte de las asociaciones de padres de familia y de los consejos de participación social a que se refiere este capitulo, y Fe de erratas a la fracción DOF 29-07- 1993
V.- Opinar, en los casos de la educación que impartan los particulares, en relación con las contraprestaciones que las escuelas fijen.
Artículo 66.- Son obligaciones de quienes ejercen la patria potestad o la tutela:
I.- Hacer que sus hijos o pupilos menores de edad, reciban la educación preescolar, la primaria y la secundaria; Fracción reformada DOF 10-12-2004
II.- Apoyar el proceso educativo de sus hijos o pupilos, y
III.- Colaborar con las instituciones educativas en las que estén inscritos sus hijos o pupilos, en las actividades que dichas instituciones realicen.
Artículo 67.- Las asociaciones de padres de familia tendrán por objeto:
I.- Representar ante las autoridades escolares los intereses que en materia educativa sean comunes a los asociados;
II.- Colaborar para una mejor integración de la comunidad escolar, así como en el mejoramiento de los planteles;
III.- Participar en la aplicación de cooperaciones en numerario, bienes y servicios que las propias asociaciones deseen hacer al establecimiento escolar;
IV.- Proponer las medidas que estimen conducentes para alcanzar los objetivos señalados en las fracciones anteriores, e
V.- Informar a las autoridades educativas y escolares sobre cualquier irregularidad de que sean objeto los educandos. Las asociaciones de padres de familia se abstendrán de intervenir en los aspectos pedagógicos y laborales de los establecimientos educativos. La organización y el funcionamiento de las asociaciones de padres de familia, en lo concerniente a sus relaciones con las autoridades de los establecimientos escolares, se sujetarán a las disposiciones que la autoridad educativa federal señale.
En el Capítulo II Del Consejo Estatal de Participación Social en la Educación en el Artículo 5°.  Se menciona que:
En cada estado se constituirá un consejo estatal de participación social en la educación que estará integrado por padres de familia y representantes de sus asociaciones, maestros y representantes de su organización sindical, instituciones formadoras de maestros, autoridades educativas estatales y municipales, así como representantes de sectores sociales de cada entidad federativa, especialmente interesados en la educación. Un órgano análogo se establecerá en el Distrito Federal.
Además de señalar que los establecimientos educativos no deben participar en actividades  religiosas ni políticas; siguiendo con el tema de participación social y específicamente la participación de padres de familia se escribe lo siguiente:
Artículo 19.- En cada escuela pública de educación básica se creará un consejo escolar que estará integrado por padres de familia y representantes de sus asociaciones, maestros y representantes de su organización sindical, directivos de escuelas, ex alumnos, así como los demás miembros de la comunidad interesados en el desarrollo de la propia escuela.
Es importante concluir que la participación social involucra a todas las instituciones para un mejor proceso de enseñanza aprendizaje. Instituciones como la escuela, el gobierno y los diferentes organismos referentes a la educación y la institución más grande de toda sociedad, la familia.
La tarea de la educación implica una correlación entre estas instituciones y un trabajo en equipo para un mejor estado intelectual en la educación media superior.
La Educación Media Superior (EMS)
Según el informe del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se dice de la educación media superior:
Una buena educación constituye el mecanismo más importante para la inclusión social en el tránsito de una generación a la siguiente (Cepal, 2004). La educación permite a las personas mejorar sus condiciones de vida y posibilidades de movilidad social; por tanto, la ampliación de oportunidades educativas es una vía para promover la justicia y la equidad. Respecto de la educación que se ofrece a los jóvenes, a nivel mundial existe acuerdo en torno a que ésta capacidades, su integración en el mundo del trabajo y su participación en la vida activa como ciudadanos responsables.
En general, los adolescentes y jóvenes de hoy gozan de más opciones que las generaciones previas; son más urbanos; cuentan con niveles de escolaridad superiores a sus padres; están más familiarizados con las nuevas tecnologías; tienen acceso a más información sobre diferentes aspectos de la vida, así como sobre la realidad en la que viven. Pero, a la vez, enfrentan problemas asociados con la complejidad del mundo moderno y otros vinculados con la acentuada desigualdad socioeconómica que caracteriza al país, donde las estructuras de oportunidades para los jóvenes son muy diversas, y tienden a producir una mayor marginación y violencia. Además, el contexto de crisis y precariedad actual dificulta el acceso de los jóvenes a instituciones sociales claves para su desarrollo, como la educación y el trabajo, lo cual constituye un proceso de exclusión social que tiene el potencial de reproducir la pobreza y la vulnerabilidad a través de las generaciones (Conapo, 2010).
En este contexto de crisis, se ha instalado la idea de que en nuestro país existen grandes cantidades de jóvenes que ni estudian, ni trabajan; los cálculos ampliamente difundidos arrojan casi siete millones, cifra que deriva de la adopción de una perspectiva conceptual sobre lo que significa “trabajo” que no considera como actividades económicas las que realizan los miembros de los hogares para garantizar su reproducción. El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) se ha dado a la tarea de generar una estimación alternativa de los llamados “ninis”. Con ello  pretende contribuir a propiciar un diálogo mejor informado respecto de la situación de la juventud mexicana y las vías posibles de atención para resarcir la deuda social que este país tiene con sus jóvenes.
Frente a este panorama, parece fundamental asegurar que proporciones mayores de jóvenes tengan oportunidad de cursar tramos superiores de escolaridad, a la vez que garantizar que ello signifique para todos, la adquisición de las competencias necesarias para enfrentar un mundo cada vez más complejo y continuar aprendiendo a lo largo de la vida. No debe perderse de vista que es en la juventud donde las personas construyen y afirman su identidad como individuos y como miembros de la sociedad. Los roles y responsabilidades que asuman en la vida adulta —y el futuro del país— dependerán, en buena medida, de las oportunidades de desarrollo personal y de la formación que se les brinde ahora. La reforma constitucional por la que recientemente se ha establecido la obligatoriedad de la educación media superior en México, abona en este sentido.
Menciona además sobre la obligatoriedad de la Educación Media Superior (EMS)
De acuerdo con la UNESCO (2010), la educación es un eje clave de desarrollo que contribuye a conciliar el crecimiento, la equidad y la participación en la sociedad.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos postula que toda persona tiene derecho a la educación, al señalar que la instrucción elemental debiese ser obligatoria y gratuita y el acceso a los estudios superiores igual para todos, en función de los méritos establecidos (ONU, 1948; Art. 26). En nuestro país, la educación es parte de los derechos humanos que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce a todos los individuos.
Además, la Ley General de Educación (LGE) establece que todos tienen las mismas oportunidades de recibir educación y, en su artículo 32, exige a las autoridades tomar medidas para asegurar condiciones que permitan el ejercicio pleno del derecho a la educación de cada individuo y una mayor equidad educativa, así como el logro de la efectiva igualdad de oportunidades de acceso y permanencia en la escuela.
Para avanzar en el ejercicio del derecho a la educación, el Estado mexicano se ha comprometido con la universalización de la cobertura del servicio educativo estableciendo la obligatoriedad, primero de la educación primaria (en 1917) y después de la secundaria (en 1993) y el preescolar (en 2002). Sin embargo, es importante considerar que el ejercicio de este derecho no se garantiza sólo asegurando la igualdad en las oportunidades de ingreso al sistema escolar, sino que su realización plena implica también el logro efectivo de los aprendizajes, que determina el currículo nacional, por parte de todos los estudiantes.
Si bien se ha avanzado de manera muy importante en la ampliación de las oportunidades de niños y jóvenes para acceder y completar los niveles que conforman la educación obligatoria, todavía se registran problemas considerables tanto en el tránsito de la primaria a la secundaria, como en la permanencia y conclusión de esta última, y en el logro de los aprendizajes esperados para los niveles que comprende la escolaridad básica.
Aunque el establecimiento del carácter obligatorio de la educación preescolar, primaria y secundaria no se ha traducido todavía en la universalización de oportunidades de acceso, permanencia y logro escolar, en México se ha aprobado recientemente la extensión de la obligatoriedad al nivel medio superior. Esta decisión se enmarca en el reconocimiento de que la conclusión de este tipo educativo constituye el umbral necesario para estar fuera de la pobreza; según la CEPAL (2010), quienes no concluyen la educación media1 quedan expuestos a un alto grado de vulnerabilidad social, pues sus ingresos laborales tenderán a ser bajos y tendrán un elevado riesgo de transformarse en personas excluidas del desarrollo.
El Programa Sectorial de Educación 2007-2012 (PSE) reconoce que nuestro país ha tenido avances importantes en términos de cobertura y de reducción de desigualdades, pero también admite la necesidad de atender los problemas de reprobación, deserción y bajo aprovechamiento de los alumnos de educación básica y medio superior a fin de que se desarrollen plenamente las habilidades que les permitan resolver problemas con creatividad y en el mercado laboral.
El Programa plantea seis objetivos relacionados con:
1) El mejoramiento del logro educativo de los estudiantes;
2) La ampliación de las oportunidades educativas para reducir desigualdades sociales y fortalecer la equidad;
3) El impulso al desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la comunicación;
4) El ofrecimiento de una educación integral;
5) La formación de personas para su participación productiva y competitiva en el mercado laboral; y
6) El fomento de una gestión que fortalezca la participación de los centros escolares.
Respecto de la educación media superior, el PSE se propone cumplir, entre muchas otras metas, las relacionadas con la ampliación de la cobertura (pasar de 58.7 a 68% en el periodo el incremento de la eficiencia terminal y el mejoramiento del aprendizaje de los estudiantes, expresado en el incremento del promedio nacional en las pruebas PISA de comprensión lectora y matemáticas. Aunque no estén enunciadas en esos términos, estas tres metas son consonantes con la idea de avanzar hacia la universalización de este tipo educativo.
Abonando en esa dirección, el pasado 9 de diciembre de 2010, la Cámara de Diputados aprobó, por unanimidad de 259 votos, un proyecto de decreto por el que se reforman los artículos 3º y 31 de la Constitución para establecer la obligación del Estado de impartir la educación media superior, así como la de los padres de hacer que sus hijos concurran a escuelas públicas o privadas para obtener esta instrucción posbásica.
Para apoyar la obligatoriedad de la EMS, los legisladores argumentan que la educación:
•          Contribuye de manera decisiva a la construcción de una sociedad crecientemente justa, educada y próspera.
•          Contribuye al desarrollo económico y social de los pueblos; a superar la pobreza, combatir la ilegalidad, fortalecer la democracia, defender el medio ambiente, crear empleos, generar riqueza, y vincular al mexicano con la era tecnológica y del conocimiento.
•          Ayuda a generar los recursos humanos, los conocimientos y la innovación que permitan a nuestro país ser más justo, más seguro y más competitivo.
•          Puede convertirse en el ariete transformador de una sociedad que reclama justicia, libertad, democracia y bienestar para todos.
•          Puede impactar directamente en el fortalecimiento de la competitividad individual y colectiva en el mundo actual.
•          Posibilita la cohesión social.
•          Hace menos vulnerables a los jóvenes frente a la persuasión o tentación del crimen organizado, y
•          Permite que nuestros jóvenes desarrollen su pleno potencial y se conviertan en adultos responsables, productivos y ejemplares.
La obligatoriedad de la educación media se presenta como respuesta a una justa demanda social y como avance fundamental para enfrentar el problema de la desigualdad, la pobreza y la indebida distribución de la riqueza en nuestro país.
En la propuesta de decreto enviada al Senado de la República para su análisis, los artículos 3º y 31 constitucionales quedan expresados de la siguiente manera:
Artículo 3º. Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado —federación, estados, Distrito Federal y municipios—, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.
II. Inciso C) contribuirá a la mejor convivencia humana a fin de fortalecer el aprecio y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos;
III. Para dar pleno cumplimiento a lo dispuesto en el segundo párrafo y en la fracción II, el Ejecutivo Federal determinará los planes y programas de estudio de la educación preescolar, primaria, secundaria, media superior —con excepción de las instituciones a las que la ley otorga autonomía, de acuerdo con la fracción VII del presente artículo— y normal para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará la opinión de los gobiernos de las entidades federativas y del Distrito Federal, así como de los diversos sectores sociales involucrados en la educación, en los términos que la ley señale; En el caso de la educación media superior, con objeto de proveer a su impartición con base en el federalismo, el Ejecutivo establecerá el sistema nacional de bachillerato, atendiéndose la diversidad de opciones educativas y el libre tránsito de estudiantes.
Además de otros artículos se añade:
V. Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, señaladas en el primer párrafo, el Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos —incluyendo la educación inicial y a la educación superior— necesaria para el desarrollo de la nación, apoyara la investigación científica y tecnológica y  alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura;
VI. Los particulares podrán impartir educación en todos sus tipos y modalidades. En los términos que establezca la ley, el Estado otorgará y retirará el reconocimiento de validez oficial a los estudios que se realicen en planteles particulares. En caso de la educación preescolar, primaria, secundaria, media superior y normal, los particulares deberán:
Artículo 31. Son obligaciones de los mexicanos:
I.          Hacer que sus hijos o pupilos concurran a las escuelas públicas o privadas, para obtener la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, y reciban la militar, en los términos que establezca la ley.
El 7 de septiembre de 2011, las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos del Senado de la República, por unanimidad, avalaron en lo general las reformas a los dos artículos referidos; cinco días después las aprobaron en lo particular, y el 20  de septiembre el pleno de la Cámara de Senadores y Diputados ratifico por mayoría, la obligatoriedad  de la educación media superior.
¿Qué implicaciones conlleva para un país ofrecer educación media de forma universal y gratuita a su población? Los legisladores reconocen que será necesario establecer una mayor disposición presupuestaria, tanto en recursos humanos y materiales como en infraestructura y equipamiento suficiente. Asimismo advierten que habrá de tenerse en consideración la formación y contratación del personal docente y directivo idóneo. Por supuesto, entienden que lo anterior requerirá de un financiamiento en el que concurran recursos federales y estatales de forma sustantiva aunque no se especifican montos ni mecanismos de participación.
Según el INEE menciona que tradicionalmente, el objetivo de la educación media ha sido sumamente complejo, pues ha enfrentado la disyuntiva de preparar para la educación superior o para la vida laboral. Hoy en día se acepta que, dado que el mercado laboral tiende crecientemente a requerir habilidades generales que permitan al trabajador aprender y adaptarse a las nuevas tecnologías, este dilema va perdiendo relevancia; y a la vez, cobra importancia la idea de que la educación media constituye en sí mismo un ciclo formativo, cuyo principal cometido es preparar a los jóvenes para ejercer la ciudadanía y aprender a vivir en sociedad.
Tanto el Banco Mundial (2005) como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2006), la UNESCO (2005) y la OCDE (2010) coinciden en que el principal objetivo de la educación media es que los jóvenes tengan la oportunidad de adquirir destrezas, aptitudes, conocimientos, además de la capacidad para seguir aprendiendo a lo largo de la vida, y ser ciudadanos activos, participativos y productivos. A la par, se destaca la necesidad de incorporar al proceso de enseñanza y aprendizaje, las tecnologías de la información y la comunicación, así como asegurar la conexión de la educación con los anhelos de los jóvenes y lograr que participen activamente en sus procesos formativos.
Hoy se necesita preparar a la juventud para los cambios, la incertidumbre, enfrentar dificultades, saber aprovechar oportunidades ser flexibles y adaptables sin comprometer sus valores.
Hacer que la educación media sea más relevante supone, entre otras cuestiones, acortar la distancia que existe entre los intereses y necesidades de los jóvenes y la cultura escolar (Banco Mundial, 2005), lo cual a su vez implica transformaciones en distintos ámbitos de los sistemas educativos (formación de los profesores, programas de estudio, métodos pedagógicos, tiempos y dispositivos de gestión escolar, entre otros).
Entre los ajustes requeridos, destaca por su importancia, la conectividad y la incorporación de las tecnologías de la información, en tanto que éstas tienen un papel preponderante en las formas de relación y comunicación de los jóvenes en muy diversas esferas de su vida cotidiana, desde el estudio y el trabajo, hasta la participación comunitaria y el manejo de la vida privada.
Las nuevas tecnologías constituyen un desafío no sólo en cuanto a la necesidad de incorporarlas en las prácticas de enseñanza, sino en la de homogenizar las competencias digitales entre alumnos —y también entre docentes— que han tenido distintas oportunidades y aproximaciones a ellas.
En nuestro país —como en muchos otros—, a oferta actual de educación media superior —también llamada bachillerato— se organiza en tres grandes modelos: general, tecnológico y profesional técnico.
La educación media enfrenta una situación particularmente difícil, pues no ha logrado incorporar y retener a una cantidad considerable de jóvenes ni ha sido capaz de asegurarles aprendizajes efectivos ni de adaptarse suficientemente a sus aptitudes, intereses y necesidades.
El bachillerato general surgió en 1867 con la promulgación de la Ley Orgánica de Instrucción Pública del Distrito Federal; dicha ley establecía que la Escuela Nacional Preparatoria impartiría los cursos necesarios para ingresar a las Escuelas de Altos Estudios, es decir, ofrecería una preparación general o propedéutica para continuar al nivel de educación superior. El cometido original de este tipo de bachillerato se conserva hasta la fecha; actualmente brinda atención a 61% de la matrícula del nivel medio.
El referente histórico más cercano al bachillerato tecnológico es la Preparatoria Técnica, creada en 1931 para impartir instrucción especializada de carácter técnico. En la actualidad, además de ampliar y consolidar los conocimientos adquiridos en secundaria y preparar al alumno en todas las áreas del conocimiento para que elija y curse estudios superiores, el bachillerato tecnológico lo capacita para que participe en los campos industrial, agropecuario, pesquero o forestal. Este modelo educativo es bivalente y hoy en día concentra a 30% de la matrícula total.
La educación profesional técnica surgió a finales de la década de los setenta y desde entonces ha sido primordialmente impulsada por el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep). Esta educación se distingue de los otros  dos modelos por proponerse formar a sus estudiantes para incorporarse al mercado de trabajo y por establecer vínculos formales con el sector productivo. Hasta 1997, el Conalep era una opción educativa terminal pero a partir de entonces tiene carácter bivalente. Actualmente brinda atención a 9% de la matrícula.
Como ya se ha comentado, durante muchos años el dilema principal de la educación media estuvo dado por su doble cometido de preparar para ingresar a estudios superiores y formar para el trabajo esta disyuntiva se ha ido reconfigurando al haber un acercamiento cada vez mayor entre ambos propósitos. En México, la mayor parte de las instituciones de educación profesional y tecnológica han reformado sus planes de estudio para que sus estudiantes obtengan el bachillerato. Adicionalmente, las instituciones de bachillerato general incluyen también formación para el trabajo.
Los tres modelos educativos se ofertan en una multiplicidad considerable de recipientes y en su impartición participa una cantidad muy importante de instancias normativas e instituciones.
Es necesario referirnos a la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI) La DGETI ofrece una educación bivalente (Bachillerato Tecnológico y Carrera Técnica)
El estudiante tiene la opción de estudiar el bachillerato al mismo tiempo que una carrera técnica; las materias propedéuticas que se cursan son prácticamente las mismas que en el bachillerato general, por lo que se prepara a los alumnos para estudiar una carrera profesional del nivel superior. El plan de estudios incluye, además, materias tecnológicas que preparan a los egresados como técnicos del nivel medio superior. Al concluir los estudios los jóvenes obtienen, además del certificado de bachillerato, el título y la cédula profesional de la carrera cursada.
Esta Dirección coordina los Centros de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETIS), los Centros de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBTIS) y los Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyTEs).
El Bachillerato Tecnológico se cursa en seis semestres (3 años). La oferta educativa incluye, entre otras especialidades, las de Electricidad; Electromecánica Industrial o Automotriz; Construcción; Diseño decorativo; Mecánica Industrial; Laboratorista Químico; Contabilidad; Puericultura y Servicios turísticos.
Fue necesario hablar de la información anterior debido a que nuestro universo con el que trabajaremos son los 1714 estudiantes de la preparatoria CECYTES “Justo Sierra” localizado en Ave. Sierra del sur entre Esq. Lazaro Mercado, Colonia Manuel Gómez  Morín Codigo Postal 83116  Telefonos: (662) 118-75-28 y (662) 118-75-29. En la zona II de Sonora, en el municipio de Hermosillo.
Ofreciendo sus servicios en la modalidad de CECYTES y cuenta con las carreras de:
•Componente básico         •Técnico en informática              •Técnico en ventas